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Columnistas: Por qué las personas trans sufren tanto.

Casi siempre que se hace referencia a las personas trans en los medios de comunicación, o casi siempre que hablo del tema con personas que no son trans (es decir, personas cis), aparece la misma cuestión: la del enorme sufrimiento que conlleva la transición entre los géneros.

De hecho, la atención sanitaria que las personas trans solicitamos específicamente para modificar nuestros caracteres sexuales, primarios y secundarios, ha sido tradicionalmente desarrollada para hacer frente a la “complejidad” de la situación de las personas trans, y al “sufrimiento” que el proceso conlleva. Por ello se hacen una y otra vez diversos controles psicológicos, psiquiátricos, prueba de vida real, e incluso las personas del entorno se dedican a ponernos pruebas para comprobar si realmente somos trans, si no será que estamos confundidos, y si podemos soportar la presión específica que conlleva el cambio de sexo.

Por eso hoy se me ha ocurrido explicar de dónde viene el sufrimiento de las personas trans.

Para ello, me gustaría que hiciese un experimento conmigo. Mi columna de hoy va a ser una columna interactiva.

Ve a la cocina y llena un vaso de agua hasta la mitad. No te voy a preguntar si el vaso está medio lleno o medio vacío (si quieres, te lo digo desde ya: está medio lleno, porque lo has llenado hasta la mitad. Si cuando lo has cogido estaba lleno y te has bebido medio vaso, entonces ahora está medio vacío). Te voy a preguntar cuánto pesa.

Para ello, quiero que estires tu brazo y lo sostengas durante 5 segundos ¿Pesa mucho o poco? Seguramente me dirás que no pesa demasiado. Pero, espera, continúa sosteniéndolo 5 minutos más ¿Cómo vas ahora? ¿Empieza a molestar el brazo? Bueno, continúa sosteniéndolo una hora más. Un día más. Un mes más.

Un año.

Un año fue el tiempo que mi psicóloga tardó en decidir que yo era trans y que podría seguir un tratamiento médico con testosterona. Un tratamiento que para cualquier otro hombre que no produzca su propia testosterona es tan fácil de conseguir como ir al médico y hacerse un par de análisis de sangre, y que en mi caso, tardó un año en ser autorizado. Un año de incertidumbre (porque podría haber sido autorizado en dos años, en siete años, o denegado definitivamente, según el criterio arbitrario de la mujer que me estaba juzgando).

El sufrimiento que provoca un problema, el “peso” del mismo, depende de dos factores: la importancia del mismo, y cuanto tiempo lo tengamos que sostener. Hay problemas realmente graves que pasan muy rápido y causan una gran devastación: un cáncer que se puede tratar, un desahucio, ser víctima de una agresión (cosa que las personas trans solemos soportar en mayor medida que las personas cis, dicho sea de paso). Sin embargo, un problema tan pequeño, tan sencillo, como conseguir un tratamiento que se encuentra disponible de manera prácticamente gratuita a través de los servicios públicos de salud, sostenido de manera indefinida, puede ser también muy difícil de soportar. Las consecuencias pueden ser tan devastadoras como las de un problema grave que sobreviene en un instante, especialmente cuando este problema conlleva una cascada de otros muchos problemas más: que no se reconozca tu identidad en la sociedad, que tus compañeros de clase se rían de ti, falta de autoestima debido a la propia apariencia, etc…

Es un solo ejemplo de cómo se genera el sufrimiento de las personas trans. A esto podemos ir añadiendo más cosas: que tu familia no te reconozca, que tus padres te expulsen del hogar, que tu cónyuge pida el divorcio, que se te prohíba ver a tus hijos, que los amigos te abandonen, pérdida del empleo, acoso escolar o laboral, insultos de desconocidos por la calle, rechazo a la hora de intentar formar una pareja…

El proceso de transición entre los géneros debería ser un momento alegre y gozoso, casi mágico, muy difícil de explicar para quién no lo ha vivido. No conlleva, ni tiene porque suponer ningún sufrimiento, ni dolor, ni angustia, sino todo lo contrario, es un proceso de crecimiento, empoderamiento personal y reafirmación muy poderoso. Pero si todas las personas a tu alrededor se empeñan en hacerte la vida imposible, y para colmo de males las instituciones insisten en probarte cuánto aguantas antes de darte acceso a unos servicios que, en sí mismos, no tienen nada de particular, entonces sí, se sufre mucho. Sólo que no es un sufrimiento que ocurra por ser trans, sino porque hay muchos idiotas en el mundo, y todos ellos han elegido hacerte la vida imposible a ti.

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Sobre el autor: Pablo Vergara Pérez es uno de los activistas y bloggers trans con más relevancia en el estado español. Actualmente reside en Escocia y se prepara para sacar su primer libro, de contenido autobiográfico Aprendiendo a vivir de otra forma: diarios de un hombre trans.

Puedes recibir todas sus publicaciones dándote de alta en su lista de correo http://www.pablovergaraperez.com/go/alta-en- la-lista- de-correo/

1 comentario en «Columnistas: Por qué las personas trans sufren tanto.»

  1. Muy interesante. Sin embargo, yo apoyo que exista una mediación psicológica para determinar si la persona no está confundida (como sucede muchas veces) o está pasando por un momento complicado y no ve salida menos drástica. Además de ver si pueden tomar el tratamiento por algún problema médico. Aunque también creo que hay un límite de tiempo para hacer esperar la persona para darle una aprobación o desaprobación final, hay muchos que se han callado por años y cuando por fin logran aceptarse y expresarse les colocan obstáculos y dudas. Me parece absurdo cómo tratan a muchos y les ponen demasiados peros a la hora de dejarlos utilizar tratamientos y operaciones.

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