Odio septiembre, es el lunes de los meses.
Termina el calor, las vacaciones, el buen tiempo y además es el mes de la vuelta al cole. Momento del año en el que empiezan a proliferar los anuncios de El Corte Inglés donde aparecen todos esos niños raros brincando y corriendo maravillosamente felices de empezar de nuevo el curso.
¿De donde salen esos niños? Eses niños no existen, amigos, eses niños son los padres.
Y tanto que sí, todo el mundo sabe que uno de los momentos más deprimentes para un niño llega con una de esas noticias que se repiten todos los años sencilla y llanamente porque no hay nada más interesante que contar: “Los niños del Colegio de San nosequé ya han empezado las clases”.
Unos quince días antes el pobre crío/adolescente/universitario -realmente no importa cuan avanzados sean los estudios del interesado- se dice a sí mismo: “Aún me quedan dos semanas”, pero en el fondo sabe que ya está todo perdido. Ahí empieza la cuenta atrás.
Este infame y odioso conjunto de treinta días está hecho pare recordarte que has venido al mundo a sufrir: Debes volver a estudiar, volver a currar o, sino, deprimirte por no tener nada que hacer. Su aura negativa es imposible de contrarrestar, y por supuesto, no intentes irte de vacaciones. No procede, estáfuera de tiempo, es como celebrar la Navidad en Marzo. Lo único que tiene de lúdico septiembre es el síndrome de estrés postvacacional.
Por si esto fuera poco, el susodicho mes marca el inicio de lo que yo llamo la estación melodramática: El Otoño. Estación tambien reconocible, además de por la poesía y la caída de las hojas, por los abrigos de entretiempo y el masivo anuncio de colecciones ridiculas por fascículos. El Otoño es el pimiento en la pizza Cuatro Estaciones, te lo comes porque está ahí, pero no te importaría que alguien lo quitase.
Tampoco es que sea un mes muy afortunado en cuanto a efemérides:
– Ana Frank fue capturada por los alemanes un día 2 de Septiembre. Seguramente a ella no le preocupaba tanto la vuelta al cole.
– Murió Jimmy Hendrix, y si no no me hubiera asegurado de que no es así, juraría que fue el mes en que nació Justin Bieber.
– También fue el mes en el que se inició la segunda guerra mundial, pero comparado con el trágico nacimiento de Justin Bieber* – el feto sobrevivió – casi no parece tan malo.
En conclusión, es un mes tan sumamente desagradable y odioso que tendría que ser como el 29 de Febrero, debería aparecer sólo cada cuatro años.
A la hoguera con él.
P.D.:
* Aunque no fuera en septiembre.