Superado el cataclismo inicial del estreno de la revista, sólo queda mejorar, corregir errores y si es posible ampliar la familia, tanto de lectores como de colaboradores.
Pero basta de autobombo, septiembre no quedará para la posteridad por ser el mes en el que nació esta revista – más quisiéramos- sino por ser mes en el que a Madrid no le dieron los juegos. Pese al entusiasmo de los medios, se ha visto que al final los del COI, por dar, no nos dan ni la hora. Ni en la Plaza mayor ni en el mismo Tokio. Para cuanto más, convencerlos de que se tomen una de esas relajantes tazas de café con leche que tan bien vende nuestra querida Ana Botella.
Curiosamente, y este es un dato que no viene a nada, la presidenta de la Comunidad de Madrid suele pedir en las cafeterías un«americano», lo que contrasta graciosamente con su escaso feeling con el idioma anglosajón.
Volviendo al tema, lo cierto es que me alivia que los juegos no se celebren en España, no me parece compatible convertir hospitales públicos en privados por un lado, y por otro dilapidar a manos llenas dinero en una «inversión» de la que seguramente no saquemos más que infraestructuras olvidadas, más deuda y falsa grandeza a costa de un gran derroche. Se trata lujo que la sensatez y el buen juicio debieran haber evitado poner ya siquiera sobre la mesa.
Pero no todo el protagonismo recae sobre el despatarre olímpico, Bárcenas, ese acaparador de portadas de pelo relamido y canoso, ha salido de nuevo al candelero con unas imágenes en las que aparece en la cárcel. La verdad es que pocas veces antes un cruzar de piernas tuvo tanto seguimiento.
En lo que atañe a Europa, Merkel se ha consolidado de nuevo como la incuestionable lider de Alemania, la única superviviente de los gobiernos en crisis pues, Sarkozy, Zapatero e il Cabaliere ya hace tiempo que son historia. Sólo falta saber con quien formará gobierno.
Saltando de continente, la guerra en Siria no parece cerca de terminar ni siquiera después de que Obama,ese controvertido nobel a la paz, decidiera tomar cartas en el asunto.
El mundo sigue siendo una gigantesca olla en la que las personas tenemos a bien cocer un amplio abanico de problemas de complejísima solución, así que no te preocupes, siéntate, relájate y disfruta de la revista.
Todo seguirá ahí para cuando acabes, a no ser que alguien pulse el botón rojo…
Atentamente, Alfonso. El editor.
A mi aún no se me ha pasaoooo la pena de los juegos…jijijiji