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La Hoguera: 5 razones para odiar el trabajo

Entiendo que a primera vista pueda resultar una elección de tema insensible o inoportuna dada la situación que atraviesa el país,  pero es precisamente por esa situación por la que me parece tan oportuno. Siempre ha habido razones de peso para querer trabajar, eso es innegable, pero ya desde hace un tiempo brotan por doquier razones más que suficentes para odiar el trabajo que hay disponible. Como dijo Cantinflas: «Si el trabajo fuese algo bueno, los ricos ya lo habrían acaparado». Empecemos:

Estudié para otra cosa.

Da igual si estudiaste un ciclo, una carrera o un máster. Literalmente, da igual. Tan pronto pongas un pie fuera de la facultad, la realidad te pondrá el suyo en toda la boca. Dicho de otra manera, si en las universidades enseñasen a servir mesas y a limpiar suelos, se elevaría el porcentaje de conocimientos aplicados a la vida real. Creo que hay algo de eso en la ley Wert.

Mi sueldo

El sueldo mínimo interprofesional está en 641 euros. Lo que, estando como está el panorma inmobiliario, da para un alquiler y media bolsa de pipas. También puedes pensar en comprarte un piso, pero cobrando eso al mes tardarías 20 años en pagar uno de aproximadamente 150.000 euros. Siempre y cuando puedas estar esos 20 años sin gastar ni un sólo euro en comida, claro.

Hay un montón de gilipollas que viven del cuento

No sé al resto de los mortales, pero a mi me desalienta saber que hay toda una nutrida tropa de escurridizas sanguijuelas respartidas entre nuestras instituciones cobrando como si no fueran completamente prescindibles. ¿Por qué un político cobra más que un barrendero? ¿Cuanto aguantarías sin políticos? ¿y sin que se recoja la basura? ¿Por qué no hay un programa especial de recogida de residuos políticos?

No me ha tocado la lotería.

Así es, no te ha tocado la lotería, gilipollas, sólo te han contratado. Se supone que es un trato justo, tú trabajas y otro te paga. Así funciona, es más, si lees atentamente la constitución, verás que se refiere al trabajo como un derecho, no un privilegio. Da la impresión de que trabajar se ha vuelto algo tan codiciado que acabaremos todos en un taller clandestino cosiendo balones 22 horas al día para un mafioso oriental conectado de alguna manera con Nacho Vidal a cambio de medio bocadillo de chorizo, y además estaremos super contentos por tener trabajo. No, eso es como ser la puta, pagar el polvo y encima dar las gracias.

Total, ¿para qué?

Si sumamos que cada vez hay que trabajar más años para cobrar el 100% de la pensión y que gracias a la reforma laboral ahora es más rentable que nunca despedir a los trabajadores, más que ganas de trabajar, dan ganas de meterse en política, donde aunque estemos en crisis se siguen repartiendo sueldos vitalicios a millonarios tras dos legislaturas como sin en 8 años hubieran trabajado por toda una vida cuando, curiosamente, algunos han cobrado más en esos ocho años que muchos en toda su vida.

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