– Lo importante no es la forma; sino el contenido. ¿Lo entiendes? Eso es lo que yo creo qué es este mundo: pedazos de mierda envueltos en papel de regalo. Por esa razón, creo que lo mejor que puedo hacer es sentarme en este banco y darle un trago a mi botella de vino. Si a ti se te ocurre algo mejor, cállate y hazlo. Pero yo ya tengo más de veinte y más de treinta años y también lo he intentado, ¿sabes? Con el tiempo me he dado cuenta que aprendí más de estas palomas de lo que he aprendido nunca de cualquier persona: ellas nunca se fiarían de mí. Aunque les dé pan todos los días, saben que puedo dejar de hacerlo cuando me salga de los cojones, y eso es mucho más importante de lo que te puede parecer. Te lo explicaré. ¿Ves a ese tipo del pastor alemán que está sentado en el banco de enfrente? Sí, ese mismo. Ahí donde lo ves, años atrás daba clases de geografía, me parece, en un instituto. Pues resulta que llevaba toda la vida saliendo con la hija del estanquero, de hecho de vez en cuando hasta se escuchaban rumores de boda. Eran la típica pareja que paseaba todos los domingos cogidos de la mano como dos tortolitos enamorados, hasta que un día ella se cansó de él y lo mandó a tomar por culo. Ahora él está aquí, con su perro como confidente y su cartón de vino como mejor amigo mientras espera a su coleguita. ¿Miserable? No. Pero lo que con esto quiero decirte es que él era una palomita acostumbrada a que todos los días le dieran de comer, pero un día le pusieron las migajas de pan en la punta del zapato y cuando fue a comérselas le pegaron una patada en toda la boca. Por confiarse. Recuerda: mierda en papel de regalo y nada más. A ti el tiempo también te dirá que ir pegando saltos es mucho mejor que volar, te caerás continuamente, pero aprenderás más y te dolerán menos. Espero que lo haga. O de lo contrario te caerás por el barranco igual que tantos otros que se creyeron águilas capaces y hoy no son más que buitres de colillas. ¡Míralos! Tienes bastantes a tu alrededor… ¿Conoces la diferencia entre un mago y un loco? Pues yo te lo diré: la técnica. Solamente eso, la puta técnica. Tienes que perfeccionarla para convertirte en mago, o de lo contrario te convertirás en un loco que aspira a visionario, que ya es algo. Ahora dime ¿qué te gustaría ser de mayor? ¡Escritor! Perdona que me ría chico, pero he escuchado eso varias veces y el que más cerca estuvo de llegar a serlo se pasó años compartiendo vino conmigo en este mismo banco. Una mañana se levantó, descubrió la verdad sobre la vida y tuvo la buena idea de pegarse un tiro. No pretendo desanimarte chico, pero creo que Dios ha creado muchos escritores con muy poca literatura. Tal vez Céline o D.H. Lawrence valgan la pena, y por eso fueron unos parias. Pero si yo estuviera en tu lugar, olvidaría cuanto antes toda esa mierda qué te enseñan en la escuela porque solo es eso: mierda. A ellos no les interesa que seas mago, loco o visionario. Lo que ellos quieren es que seas otro ladrillo en el muro. ¡Mierda! Olvida lo que acabo de decirte. Tienes que ser tu quién se pegue la ostia y yo no soy nadie para quemar tus sueños, así que, si quieres ser escritor, adelante. Pero no te creas toda esa basura que te dice qué puedes ser lo que desees, porque te están mintiendo. Nadie te regalará nada, aunque sí es muy posible que te lo roben todo en cuanto mires a otro lado. Cuando tenía más o menos tu edad, nos juntábamos unos colegas en el garaje de otro, que en paz descase, donde tenía una radio cojonuda y unos discos de Hank Williams. Nos sentábamos en corro a escuchar música mientras compartíamos unos litros y unas caladas de hachís. ¡Aquello sí que era hachís, y no la mierda de apaleado que vendéis los niñatos de ahora! Lo que quiero decirte es que le dábamos por culo a la política, a la economía, a la religión y a todo el mundo en general. Nos importaba un carajo lo que pasara fuera de esas cuatro paredes porque sabíamos que ahí dentro estaba lo mejor de la vida. Con los años todo eso se va a la mierda. Unos se cuelgan a una mujer; otros al caballo. Ese es uno de los momentos más tristes y jodidos: cuando te das cuenta de que todo lo bueno que ayer tenías hoy se la ha llevado el viento, o quién coño quiera que se lo llevase, y no hay vuelta atrás. Y si te duele, te jodes. Porque al final, aquí estamos: sentados en el último segundo del que puede ser el último minuto. Creo que ese autobús que acaba de parar ahí es el tuyo. Bueno, ha sido un placer y todo eso que se dice. Adiós, y olvida todo lo que acabo de contarte…
Álvaro Romero Lago.