Abdica el Rey el mismo mes que el bipartidismo empieza a oler a hipotético cadáver, digo hipotético porque aunque ilusiona ver nacer la posibilidad de un cambio político o, cuanto menos, un soplo de aire fresco que retire el polvo -ya de varias generaciones- que se acumula sobre las instituciones, todavía hay mucha tela por cortar.
Muchas noticias prometedoras, pero a priori muy pocos cambios. Estaría bien que el pueblo tuviera derecho a decidir si quiere monarquía o no. Ya no me sitúo en ninguna de las opciones, sólo dejo caer que sería un gesto amable por parte de un ejecutivo que nos tiene acostumbrados al trato menos preferente, y eso que en teoría están ahí a nuestro servicio. A ver si se acuerdan.
Atentamente, Alfonso. El editor.