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La Reseña: Y de repente, un ángel

jaime bayly

Hace unos días, mi amigo Paco me regaló este libro. “Es de los que a ti te gustan”, me dijo, “de los que emocionan”.

Hasta ese momento yo no había leído nada del peruano Jaime Bayly. Sabía que con esta obra fue finalista en el Planeta, aunque la verdad es que precisamente ese premio, no suele ser para mí un acicate importante a la hora de leer un libro y quizás por eso no me había llamado la atención. Pero Paco, además de amigo es escritor, así que me dejé guiar por su recomendación.

Bayly, peruano de nacimiento, cuenta en la novela la historia de Juan Beltrán, un escritor procedente de una familia adinerada, que contrata una sirvienta para que limpie su casa.

Desde que Mercedes entra en la vida de Juan Beltrán, parece como si el aire de bondad y de resignación que emana de ella impregnara su casa y su mente de unos sentimientos que ni siquiera él reconoce en sí mismo. La mujer tiene detrás una historia tan dramática de abandono y mala vida, que el escritor se vuelca por completo en la aventura de ayudarla a reencontrarse con una felicidad que nunca le debería de haber sido arrebatada, una felicidad tan simple pero a la vez tan maravillosa que consiste solamente en volver atrás, al lugar donde un día su madre la vendió para poder subsistir en medio de la pobreza más extrema.
Pero en ese viaje que Juan emprende con Mercedes, él lleva también de equipaje sus propios secretos y sus propias vivencias. Hace años que no tiene relación con sus padres por una cuestión hereditaria. Hace años que a su manera, sin pobreza y sin venta, pero con traiciones y avaricia, se encuentra tan absolutamente solo como su rechoncha sirvienta. Ella será el ángel que le enseñe el camino del perdón y del arrepentimiento.

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Vuelve a cumplirse, como tantas veces, la máxima de que la felicidad no depende de las clases sociales ni del poder adquisitivo. Los sentimientos no son más que eso: alegrías, penas, desengaños, amor y odio. Se sienten en la covacha y en el palacio, en el mar y en la montaña, en el cerebro y sobre todo en el corazón.

Por lo demás, tengo que decir que me encanta el tono de humor con el que el autor adorna una historia completamente dramática y el lenguaje peruano con el que hay momentos en que parece que más que leer, oímos hablar a los personajes. En contra, y poniéndole un punto negro que quita brillo a la novela, tengo la sensación de que los personajes pasan muy de soslayo y el autor no se adentra en ellos. Es una pena, señor Bayly, porque podría haberles sacado usted muchísimo partido.

            M. Carmen Orcero. Autora de A la sombra de los Tamarindos.

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