Estoy hasta las narices del conflicto este de Gaza. No sé donde leía el otro día un reportaje sobre todos los conflictos que hay en el mundo ahora mismo, con mapamundi y todo, y el paisaje es desolador: más de medio mundo está a hostias. En más de medio mundo se masacran niños, se vulneran los derechos humanos, se erradican poblaciones en un pestañeo. Así, ¡puf! Genocidio. Injusticia. Tragedia. ¿Hola? ¿Me oís? ¡En medio puto mundo se está liando pardísima! Pero parece ser que la opinión pública (¡Eh! Ahí estamos nosotros, el enjambrecillo de a pie) distingue perfectamente, en su superioridad moral, cuales son las guerras importantes, las cool, de las que no merecen una nota a pie de cafetería. Más que nada porque cuesta acordarse de desgracias invisibles cuando lo único con lo que te bombardean aquí es con niños de Gaza muertos y sus padres llorando.
El nuevo serial de los medios, donde no sólo te entretienes y tienes tema de conversación, si no que, además, te reconfortas con la idea de lo muy concienciado que eres y de lo muy claras que tienes las divisiones entre el Bien y el Mal. El colmo de la estupidez hipócrita ya llega cuando te sueltan que los medios favorecen al Malo y pintan peor al Bueno. Y yo digo: Si los medios hacen eso ¿por qué sabemos que Israel es el Malo y los de Gaza son el Bueno? El que me venga con no sé que mierdas del pensamiento crítico, le arreo un guantazo. Un guantazo con mucho respeto, por supuesto. Faltaría más.
Digo yo que la mayoría conocemos lo mismo de ese sitio, que no dedicamos horas de estudio riguroso, que no se nos pierde nada allí. La única historia que nos puede llegar es la que nos cuenten. Y esa, parece ser, es la única historia válida.
Como deberes hasta el próximo número, os propongo un reto: Id a un bar, una reunión, una tertulia. A poder ser con gente “concienciada” con la que no os importe enemistaros. Sacad el temita del conflicto en Gaza. Dad datos que contradigan el discurso oficial (lo sé, esto implica el aburrimiento de investigar, pero merecerá la pena), algo tipo “Israel igual no es tan chungo porque permite la libertad religiosa” o “Igual Hamás ha jurado un poquito erradicar a todo infiel de la faz de la tierra”. Ahora observad cómo sólo un discurso es posible y cómo los de la mesa os linchan. Ya me contaréis.
Luisa Romero