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Blog Invitado: Filthy Fifteen

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Birraybarbarie.blogspot.com

Qué tiemblen fiscales y jueces, pues ya está aquí el abogado más destroyer. Sin pelos en la lengua y con un pack de seis
bajo el brazo, nos trae una lista con las quince canciones más deplorables según el PMRC. ¡No tiene desperdicio!

Esta vez toca algo de cultura musical, visto el increíble exitazo que tuvo la anterior entrada al respecto, he decidido hacer otra al mismo estilo, con algo de contracultura y rebelión, de esas que tanto molan cuando lo grita alguien que se gana los garbanzos con conciertos y no con royalties.

Corría 1985 y el rock duro y el metal eran ante todo irreverentes y drogadictos. El ocultismo y la brujería seguían siendo temas atractivos para los que crecieron con Led Zeppelin o Black Sabbath, la fiesta y las drogas eran la gasolina del Hair Metal y su Meca, el Sunset Strip de Los Ángeles, y las grandes estrellas se marcaban una vida salvaje y hedonísta. Fue entonces las mujeres de cuatro políticos, hartas de tal cúmulo de pecado corruptor de las sanas juventudes americanas decidieron que era el momento de decirle a esta nueva juventud rebotada que no sabía lo que era ir a luchar a Vietnam ni cortar el cesped de la casa de su padre un domingo al volver de misa como los buenos chavales honrados. La culpa era sin duda de ese ruido demoníaco al que se atrevían a llamar música, desde luego. Hombres maquillados en poses obscenas con ceñidas mallas seducían a jovencitas que no tenían edad ni para saber que era un preservativo, y cabareteras que se hacían llamar a si mismas cantantes, encaraban el amor o la sexualidad desde puntos de vista tan abiertos que denotaban una obscenidad que nunca hubiese sido tolerada por los Padres Fundadores.

Lo peor de todo eran esos tipejos oscuros que siempre iban con sus camisetas negras y adoraban a Satán. ¡¡¡A SATÁN!!!

Esas cuatro mujeres eran, a saber: Tipper Gore (la mujer del tipejo de las verdades incómodas), Susan Baker, Pam Howar y Sally Nevius, fundaron el PMRC: Parents Music Resource Center. Básicamente, un comité de censura a la más pura usanza con respecto a la música de la época. Se hicieron famosos por que lograron que se incluyese este logo en los discos:

Nota: Los discos con esta pegata vendían más.

Hay episodios muy graciosos, pero el más gracioso y genial es sin duda el que llevó a Dee Snider, cantante de Twisted Sister, a declarar delante de una comisión especial del congreso.
Twisted Sister había reeditado ese año Under The Blade, su primer disco, gracias al éxito de ventas obtenido, y su séptima canción compartía ese mismo título. Tipper Gore dijo que esa canción describía sadomasoquismo, y la usaron como ejemplo para pedir explicaciones a Snider sobre si era material que pudiese venderse a los adolescentes de América. El resultado, os recomiendo que lo veáis por vosotros mismos. Podéis verlo en el documental «Metal, a headbanger’s journey», de Sam Dunn y Scot McFayden.

El asunto que nos trae ahora, orgullosos propietarios de diversas formas de reproducción suscritas al pago de un canon a la SGAE (salvo los afortunados que viváis u os hayáis comprado en el extranjero vuestro reproductor, entre los que me incluyo), a que os voy a sugerir haceros unas quince canciones, con las que se podrían llenar un cd. Concretamente, las quince canciones más deplorables y censurables, elegidas por nuestro querido PMRC: The filthy fifteen.

filthy 15

¿Qué opinais? Yo creo que esto no fue más que un gesto publicitario de Tipper Gore al más puro estilo Ana (le da a la) Botella, ya que si os fijáis, todas las canciones pertenecen a grupos en su apogeo de popularidad. Me sorprende algo: en esa época, el thrash metal estaba teniendo un auge subcultural, con Metallica o Slayer dando caña con albumes tan potentes como el Show no mercy, el Kill’em all, el Ride the lightning o el Hell Awaits. Sin embargo, estas canciones que habrían hecho llorar bilis a mujeres tan sensibles que podían llegar a ser ofendidas por Def Leppard o Cindy Lauper, son una ausencia evidente en esta lista.

Ante la duda, aquí tenéis una nueva pérdida de puntos de cordura, en el modo de la particular y pervertida visión de Ukio de la educación para la ciudadanía. Disfrutadla.

Semper fi.

Ukio

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