La consulta catalana está de más actualidad que nunca en estes primeros días de Octubre, ¿Se hará o no se hará? Legalmente parece que no.
Quizá lo de menos sea que se haga, o que se haga o no legalmente. Lo que quiero decir es que, parece plausible pensar que tanto NO hacia la consulta sea políticamente beneficioso para el SÍ a la independencia. Y si yo dirigiese el PP, no querría tal cosa. Porque aunque no parezca obvio para todo el mundo, no basta con vencer, hay que conquistar. Pero románticamente. Aún así, el gobierno parece más dispuesto a sacar los tanques – ya ha destinado a varios cientos de antidisturbios para la protección de edificios oficiales en Cataluña – que a llegar al corazón de los catalanes mediante la democracia y el consenso.
Cameron salió con bien de su referendum porque supo convencer a los escoceses, para bien o para mal, de que lo que más les convenía era permanecer unidos al Reino Unido. Rajoy por su parte, amparado por una Constitución – que ya ha modificado antes para cosas mucho menos democráticas – parece totalmente dispuesto a ignorar la pulsión catalana hasta que simplemente deje de ser un problema. El equivalente político a esconderse debajo de la mesa y esperar a que, de alguna manera, todo se solucione.
El editor, Alfonso.