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La hoguera: El gordo de navidad

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El sorteo de los sorteos, el gran  protagonista de los  anuncios prenavideños. Esos dedicados a esparcir como la pólvora la falsa esperanza de que vas a poder dejar tu mierda de trabajo. Si para empezar  tuvieras uno. Y no me vengáis con cuentos, eh, en la vida real Antonio cobra el boleto y manda a su amigo a pedir a Cáritas.

¿Te ha tocado la lotería? ¿No?

Pues a la hora de comer estarás viendo en las noticias la estampa de la alegría a las puertas del garito del lotero, debidamente aderezada con cámaras de Antena 3, Telecinco, Cuatro y una reportera que pregunta obviedades mientras la soban, le gritan al oído y la empapan de champán entre vítores y demás enhorabuenas. Una de dos, o esa reportera es la misma que mandaron a Afganistán o  es el becario, nadie más en la redacción está tan loco o es tan pringado.

No te sientas culpable por odiar a la gente que sí le ha tocado, claramente tú te lo mereces más.

Déjate llevar por el anuncio de la nueva de Star Wars y camina hacia al lado oscuro. Qué fluya la mala leche. La navidad es una época de mierda donde las personas son todavía más cínicas e hipócritas que el resto del año. Piensa que tú no tienes la culpa, sólo te dejas llevar.

Así que desmelena ese ardor estomacal en forma de mala virgen puntual u odio mañanero.  Si a ellos les va a dar lo mismo, que son ricos. Y así tú por lo menos puedes sincerarte contigo mismo y cagarte en sus putas madres por bastardos suertudos. Adelante, deséales que dilapiden rápidamente sus pellizcos o que los agujeros que querían tapar se hagan todavía más grandes, no te cortes.

Los consuelos de mierda

Los mosqueantes «Al menos tienes salú» el clásico «A mi tampoco me ha tocado nada» o el insoportable » No te quejes que tienes trabajo». 

Como posibles respuestas tenemos «¿desde cuando se puede pagar el champán y las furcias con salud? » un rastrero y chantajista«Pues pensaba regalarte algo» o un socorrido y sirve-para-todo «Vete a tomar por el culo, gilipollas».

Di que sí, tú quieres ser rico como los tipos ricos, y lo demás es una mierda.

Los niños de la lotería

¿Por qué un niño querría humillarse a sí mismo cantando numeritos? ¿Por qué demonios se alegran de cantar el gordo si no se llevan ni un euro? ¿Con qué creen estos niños que se compran las Playstations 4?

Supongo que la gente los ve como pequeños hados y hadas del dinero, pero la verdad es que no deja de ser involucrar innecesariamente  a unos críos en el mayor evento anual de «juego» del país. Ojo, que a mi no me parece mal, por mi como si les quieren dar un whiskey doble y ponerlos a dar cartas en un casino pero no veo qué pintan exactamente los niños en ese supersticioso  guirigay de avaricia y falsas esperanzas.

Por lo demás, la verdad es que estos cantarines mozuelos son la viva imagen de los quince minutos de fama/gloria. Hoy los conoce todo el mundo, mañana ni su puta madre. Bueno, su puta madre sí, ya me entendéis.

Bueno, pero queda el sorteo de «El niño«

Y dale con meter a los niños en el ajo, eh. Vaya enfermos que son los de las loterías, ni que el sorteo lo organizara la iglesia. Pero bueno, he ahí otro consuelo de mierda que se me había escapado, seguramente el peor de todos. Es como sí alguien pierde 1000 euros en una tragaperras y tu le dices: «Tranquilo, mañana puedes volver que también abren». A ver, igual, lo que se dice igual no es, pero me he explicado ¿no?

En fin, mira que he rajado y eso que a alguien cercano a mi le ha tocado algo y estoy contento. Me pregunto cuanto habría rajado de no estar tan contento…

P.D.:

Cómo se nota que sé que puedo decir todos los tacos que quiera sin que el editor me censure, ¿verdad?

 

Alfonso Rois Ramiro

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