Poco más de tres semanas para que acabe el año y estoy bien seguro de que cuando empezó no pensamos que iba a acabar de esta guisa. Y por esa regla de tres, asusta pensar en como irá este 2015 que empezaremos en semanas.
No vendría mal uno de esos años que marcan un antes y un después, y no me refiero a la política o no a la política solamente. Al final esta es solo el reflejo de una sociedad tan fea como quienes la gobiernan. Y la verdad es que ese nivel de fealdad ha tocado techo. Y date por contento Mariano de que sólo te llame feo.
Quizá lo que mas tenga que cambiar para poder despertar algún día en una España con más sentido es el pensar de la gente, llamadlo conciencia colectiva si queréis. Últimamente me voy dando cuenta de que uno de los peores lastres que abundan entre las votantes -en especial cuanto mayor es su experiencia vital- es un conformismo muy bien traído por la falta de esperanza o de fe absolutamente justificada y difícilmente reversible.
Y eso es un severo problema, porque se puede sustituir a un candidato por otro pero la gente que vota siempre es la misma.
Alfonso, el editor