Hace un par de semanas, en una clase de inglés, comenzamos a hablar sobre un nuevo tema: el éxito.
Debo señalar antes de continuar que mi profesora es una de esas personas que no se limita a enseñar, sino que se preocupa también de que pensemos, ¡incluso en una clase de adultos llena de profes! Pues bien, además de explicarnos qué es el “success”, nos presentó una serie de situaciones para que cada uno diese su propia opinión sobre si aquello era tener éxito o no.
Uno de los ejemplos era un atleta que, después de doparse, conseguía la medalla de oro y nadie lo descubría… ¿Es eso tener éxito? Allá cada uno con su conciencia.
Pero no os voy a hablar de deporte ni vida sana, ¡faltaría más! Mi intención es bien distinta.
Otro de los ejemplos que se nos planteó, uno de los que más dio de qué hablar, fue el siguiente: un chico tiene un accidente y pierde una pierna. Aún así, este chico se presenta a sus exámenes finales en el instituto y consigue aprobar todo… ¿ha tenido éxito? Bien…en este momento me gustaría poder ver vuestras caras y escuchar vuestras opiniones pero, desgraciadamente, me resulta imposible. El caso es que podemos plantearnos este dilema desde dos puntos de vista bien distintos.
Por una parte, podemos pensar en la mala suerte que ha tenido el chico. Ha aprobado los exámenes, ¿y qué? Joder, ¡ha perdido una pierna! Su vida va a cambiar por completo, no va a poder andar solo, tendrá que usar muletas toda su puñetera vida, ¡o quién sabe si una maldita silla de ruedas! No podrá hacer deporte, no podrá viajar como una persona normal, sus dificultades de movimiento lo limitarán para el resto de su vida y vamos, ¡que se olvide de volver a ligar! Sí, estoy exagerando, y mucho…pero seguro que alguno de vosotros ha pensado en cosas parecidas.
Os presentaré ahora la otra opción, la que yo defendí en su momento y en la cual me reitero. La vida…es muy cabrona. En plena adolescencia, con toda una vida por delante, tienes un accidente y tienen que amputarte una pierna. Sí, es una putada, con mayúsculas, negrita, subrayado y luces alrededor. Pero puede que se nos haya olvidado algo…este chico sigue teniendo una vida por delante. Podrá hacer deporte si quiere, podrá viajar, enamorarse y desenamorarse las veces que le dé la real gana… ¿Dónde está el éxito? El éxito está en que este tío, a pesar de haberse llevado un palo enorme, probablemente el más grande de su vida, ha sabido superarlo, le ha echado narices, se ha enfrentado a la vida y le ha dicho “Estoy aquí, voy a estudiar, aprobar mis exámenes y seguir adelante”.
Es cierto que todo esto no fue más que un supuesto de una clase de inglés, pero podría pasarme horas y horas poniendo ejemplos que demuestran mi teoría. La vida no se termina por haber perdido una pierna, un brazo, un ojo… Nadie es normal, y todos los somos a la vez, y deberíamos aprender que lo verdaderamente importante no es nuestra apariencia física, nuestro cociente intelectual o si tenemos tal o cual síndrome. Lo importante es cómo nos enfrentamos a la vida cada día, cómo cogemos lo que nos dan y qué hacemos con ello.
“La mentalidad fuerte del ser humano debe enfocarse en sus logros, no en sus limitaciones”, Yadiar Julián Márquez.