Quizá haya discrepancias en lo que voy a decir pero, en mi opinión, una lesbiana nace, no se hace. Puede que tardes más o menos tiempo en descubrirlo pero la típica frase de “ yo me he hecho lesbiana porque odio a los hombres o ellos me odian a mi” no es más que una excusa que trata de explicar por qué ciertas mujeres con pasión por los coños tienen una vergüenza terrible a salir del armario.
Y lo cierto es que salir de ese “armario” o zona de confort puede llegar a resultar muy duro. Yo lo sé.
Primero te enfrentas al auto descubrimiento. Aquél días en el que descubres La hermosura del cuerpo femenino desnudo y los hombres se te empiezan a presentar como seres amorfos venidos de otro planeta sin ningún tipo de atractivo. Se acciona el interruptor de bollera. Y lo asumes… porque te encanta.
Después es probable que te enfrentes al descubrimiento por parte de la matriarca. Esa figura a la que respetas y quieres desde que te dio a luz. Pero te da pánico decírselo. Y lo ocultas hasta que tu primera relación con una fémina se hace tan evidente que tu madre te pregunta abiertamente si eres lesbiana. Sí, mamá, lo soy. Pero tu madre en el fondo de su ser piensa que lo que te pasa es que estas confundida. Y te echa una charla sobre sexo en la que pone por las nubes el poder placentero de los penes. Y te lleva a una psicóloga homófoba, que trata de convencerte de que (sorpresa, sorpresa) estás confundida. Y asegura que si le hubiera salido una hija drogadicta, hubiera sido más fácil tratarla.
Y entonces, gritas.
Y decides hacer lo que te salga del coño.
Y, finalmente, esa salida del armario te lleva a experimentar. Conoces a una loca detrás de otra. Con algunas te lías. Con otras tratas de tener algo serio que confundes con amor, pero en realidad no es más que un enchochamiento. Estas en plena juventud; te equivocas. Te dejas la piel por zorras que te dejan alegando que eres más intensa que ellas. No, bonitas, lo que pasa es que mi mente está a años luz de la vuestra y mientras yo busco amor verdadero tropezándome con piedras como vosotras; vosotras lo que buscáis es sexo. Disculpadme por ser una lesbiana romántica.
Y en ese camino de errores lloras, lloras mucho. Escribes relatos llenos de frustración. Y los rompes. Y vuelves a escribir. Y gritas. Estas jodida.
¿Es que no hay nadie capaz de entenderme?
Y justo en el momento que vas a tirar la toalla y te planteas la integridad de las mujeres del planeta, aparece una que rompe tu mundo. Preciosa desde cualquier perspectiva. Una belleza, una diosa que besa tus cicatrices. Y en ese instante, sabes que te has enamorado por primera vez. La amas. Todo cobra sentido… porque a quien buscabas era a ella.
Y tu madre un buen día te dice que asumido que no estarás con ningún hombre.
Y sonríes. Aún queda camino por recorrer. Pero puedes con ello.
Resulta que no era tan difícil.
GEEK SOUL.