El mes de marzo es un mes en el que la agenda política y social suele venir marcada, de un modo otro, por el día internacional de la mujer, que tiene lugar el día 8 de marzo.
Una de las grandes ventajas de este mes es que nos permite detectar a los idiotas en cuestión de segundos. Cuando oyes eso de “¿y por qué no hay un día del hombre?”, ahí tienes un auténtico idiota 100%.
Mucho menos frecuente es la pregunta “¿Qué es lo que hace ser mujer a una mujer?”. Simone de Beauvoir, una de las madres del feminismo, dijo que “no se nace mujer, se llega a serlo”. Lo que ella quería decir con esta frase es que no hay ciertos comportamientos que son inherentes a la mujer por el hecho de haber nacido mujer (cariñosa, coqueta, maternal…), sino que en gran medida estos comportamientos y características aparecen debido a la educación que reciben las mujeres, que las conducen desde niñas a tener ciertos comportamientos, que se consideran aceptables, y a reprimir otros que se veían como negativos. El tiempo, y la observación de cómo han cambiado las mujeres a lo largo de la historia más reciente, le han dado la razón.
Sin embargo, Simone de Beauvoir abrió la puerta a otras muchas cuestiones, que aparecieron como corolarios de su afirmación ¿Se puede nacer para ser mujer, pero llegar a ser otra cosa? ¿Se puede una hacer mujer sin haber nacido para ello? ¿Podría alguien llegar a ser, o a nacer, otra cosa que no sea hombre o mujer?
La cuestión no es baladí. La conciencia de la pertenencia a uno u otro género (la identidad de género) es una parte fundamental de nuestra propia personalidad. Además, los seres humanos, como animales sociales que somos, tan sólo podemos alcanzar nuestro máximo potencial de desarrollo personal en sociedad, pero para eso, lo primero que necesitamos es que se nos reconozca por quienes somos, y no por quienes los demás quieren que seamos.
De este modo, ocurre que muchas actividades o los servicios que se consideran “para mujeres” se quedan cerrados a muchas mujeres. Desde la posibilidad de que una niña trans de ocho años entre al cuarto de baño de las niñas en el colegio (como si fuese un violador que maliciosamente pretende vestirse de niña y hacer creer a todo el mundo que es una niña, para aprovecharse de las otras pobres criaturas indefensas), hasta que el asesinato de una mujer trans perpetrado por su pareja no sea juzgado como violencia de género al considerarse que ambas partes son hombres, pasando por la exclusión de las mujeres trans de los espacios feministas.
Determinar quién es mujer, y quién no, puede tener un peso fundamental. Durante los últimos dos años, mis padres han preferido no hablar conmigo antes que aceptar que no soy una mujer.
Lo cierto es que, hasta el momento, sólo he encontrado un baremo fiable para determinar quién es hombre y quién es mujer: la preferencia personal. Cada cual sabe quién es, y nadie debería poder venir desde fuera para decirle que en realidad es otra persona. Sin embargo, esto continúa sin responder a la pregunta “¿Qué nos hace mujeres u hombres, o cualquier otro género?”. Una pregunta que está en la base misma de otra cuestión más amplia: ¿Qué nos hace ser quiénes somos?”
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Sobre el autor: Pablo Vergara Pérez es uno de los activistas y bloggers trans con más relevancia en el estado español. Actualmente reside en Escocia y se prepara para sacar su primer libro, de contenido autobiográfico “Aprendiendo a vivir de otra forma: diarios de un hombre trans.” Puedes recibir todas sus publicaciones dándote de alta en su lista de correo http://www.pablovergaraperez.com/go/alta-en-la-lista-de-correo/
Otras reflexiones sobre esta misma cuestión fueron publicadas en http://www.pablovergaraperez.com/2010/05/24/que-es-un-macho-que-es-un-hembra-i/