Saludos, melomaníacos:
Define la RAE a día de hoy que la manía es una preocupación extravagante, incluso caprichosa por un tema. Bueno RAE, gracias por llamarme extravagante por intentar procurar mantener una salud auditiva lo más sana posible, haciendo que tanto los lectores como yo no tengamos que hacer pasar a nuestros oídos experiencias desagradables. Todos hemos tenido que sufrir inevitable alguna vez una obra a las nueve de la mañana o el reggaetón de tu vecino transmitiéndose por las paredes del edificio, que como el monstruo protagonista de una película de clase B solo busca hacerte daño por placer. Pero aquello que nosotros escuchamos libremente en nuestros dispositivos, a día de hoy sigue siendo de libre elección, por eso he decidido sacrificar parte de mi audición (o no) en escuchar las novedades del panorama musical para que no tengáis que pasar por más de una mala experiencia incluso cuando veis un titular de que una banda con más de 25 años de antigüedad y más de diez discos ha sacado uno nuevo y no sabéis si escucharlo o no. Todos sabemos que esto suele ser una ruleta rusa, así que, ¿por qué no ver que opina la gente primero?
Ahora con total seriedad, a continuación pasaremos a analizar mes a mes varios de los discos que me han parecido u os han parecido más interesantes publicados a poder ser en el último mes o últimos dos meses, teniendo cabida a toda clase de género: rock, pop, jazz, funk… Si os gusta este primer artículo y se os ocurre un álbum que haya salido o vaya a salir y queréis que sea juzgado, simplemente poneos en contacto conmigo y tendrá oportunidad de aparecer en el artículo del próximo mes.
Este primer mes ha sido tremendamente rico, puesto que he podido hacer una selección muy potente para comenzar, con estas tres publicaciones que me han parecido más relevantes a partir del mes de Enero:
·General: Dream Theater anunció la promoción de este álbum el anterior mes de Octubre en el que nos presentaba a los personajes de su nuevo disco conceptual, como si de un RPG al más puro estilo musical se tratase. En este nuevo álbum desarrollaremos la historia de Gabriel, un hombre que en un mundo distópico regido por el Gran Imperio del Norte de América, descubre el poder de la música como arte humana para llevar a toda la humanidad a la salvación. El disco desarrolla este tema durante 130 minutos divididos en dos discos, en los cuales se van presentando multitud de personajes y sus peripecias al interactuar con el protagonista.
La historia del disco nos hace recordar, a aquellos que somos algo conocedores del género del rock y metal progresivo al famoso “2112” de Rush, publicado más de 40 años atrás a este, y donde el tema desarrollado es más o menos parecido solo que concentrado en una única canción de 22 minutos. El álbum está lleno de variedad de situaciones y emociones, aunque la verdad es que tira en muchos de los temas de estructuras muy semejantes que a veces parece hacerlo ligeramente cargante, como son las constantes introducciones de piano (muchas de ellas muy semejantes musicalmente) y la falta de verdadera potencia del disco, con solo tres o cuatro canciones de las treinta y seis que terminan siendo las que tiran algo del disco. Creo que hay más aspectos que han condicionado que esto sea así, como que es uno de los discos en los que John Myung o Mike Mangini se han mojado menos a la hora de realizar arreglos en general, y dejan denotar mucho en cuáles sí han querido meter mano.
Aunque sin duda, si tuviera que escoger aquello que más me ha sacado del disco son los últimos instantes de “My Last Farewell” donde en teoría nuestro protagonista Gabriel lanza un grito que deja sordo a otro de los personajes del disco, y suena literalmente como si se hubiera dado con el meñique en la esquina de un mueble. Hay agudos de LaBrie infinitamente más potentes durante todo el disco, ¿por qué escoger ese grito para hacer creer al público que con eso se puede dejar sordo a alguien? De todas maneras es un disco donde encontramos una técnica instrumental ejecutada como lógico extraordinaria, y creo que si el disco hubiera quedado más concentrado en quizá hora y media de duración se haría mucho más agradable de escuchar, sobretodo que partiendo de alguien con un nombre tan grande como Dream Theater te esperas algo que te pegue al asiento. También añadir que se agradece el laborioso trabajo de Richard Chycki en la producción y la mezcla.
·Mejores canciones: Las que más me han llegado a convencer sin duda, son aquellas en las que el sonido endurece, donde dan la impresión que todo el grupo está más liberado, y que son las que me llevo como mis canciones recomendadas del disco:
·Lord Nafaryus (6ª 1ºCD)
·Three Days (8º 1ºCD) → ¡Ojo, al final!
·The Path That Divides (5º 2ºCD)
·Nota final: 3.5/5
·General: Mr. Mustaine is back! Con nueva formación para intentar recuperarse después de su “SuperColisión”, un album muy criticado entre los seguidores más acérrimos de la banda, llegando a ser tachado de innecesario por muchos de ellos. Pero el amigo Dave ha aprendido de sus errores y se ha armado de dos nuevas inclusiones en la banda para poder renacer cual fénix. Decimos adiós a Chris Broderick y decimos hola al gran guitarrista brasileño Kiko Loureiro, muy respetado en la comunidad de los seis cuerdas durante los últimos años por su trabajo en Angre y en solitario; y a Chris Adler cubriendo a Shawn Drover, aportándole una fuerza bruta al disco que disfrutamos con goce. Como siempre, Mustaine ha aprovechado el disco para dar cabida a su forma de pensar respecto a la situación de Estados Unidos con Oriente Medio, lo cual tira un poco para atrás cuando se comienza a prestar atención a sus palabras. Me preocupa seriamente que el próximo disco de Megadeth se convierta en un discurso de Donald Trump, puesto que musicalmente y sonoramente están sacando temas bien producidos, pero no puedes disfrutar escuchando aquello en lo que no crees. De la misma forma, se hace pesar el paso de los años en su voz, cosa que no era un secreto pero ha conseguido levantar el disco decentemente (aunque precisamente la primera canción con la que se abre el disco, “The Threat Is Real” no es la mejor muestra de ello). Pero sin dudo algo que dota de un nuevo sabor al disco es la inclusión de sus dos nuevos miembros, aportando unas sonoridades enriquecedoras, con escalas exóticas y mucha potencia, que nos hace retornar a los alabados tiempos de Marty Friedman. Realmente contento con esta venida arriba de la banda, y una lástima escuchar que no están incluyendo muchas canciones de este disco en sus directos, esperemos que esa situación cambie, porque realmente hay material para ello.
·Mejores canciones: Las mejores canciones del disco tienen a los nombres de las dos nuevas inclusiones en la banda bien presentes, por ello he decidido escoger las siguientes:
·Dystopia (2ª )
·Poisonous Shadows (7º)
·Conquer… Or Die! (8º)
·Nota final: 4/5
·General: Sin vergüenza alguna admito que en los últimos años me he vuelto un fan incondicional de el ex de Porcupine Tree, Steven Wilson, y cada día me arrepiento menos de ello. Este es un mini álbum o EP que recopila varias canciones descartadas en su día de The Raven That Refused to Sing o Hand. Cannot. Erase., sus dos anteriores álbumes, y para cualquiera que no conozca al artista, si lo conoce por medio de este álbum se preguntará como de buenos deben ser estos dos. Este “EP” hace reflejo de aquello que comentaba en The Astonishing, de que es mejor tener un álbum corto y efectivo que prolongarse de una forma que pueda llegar a parecer innecesaria. Este EP nos envuelve en una atmósfera absolutamente absorbente que te agita en un mar de emociones, algo que ya habíamos sentido vivamente en su anterior álbum Hand. Cannot. Erase. Y que se sustenta en una implicación sincrónica entre todos los músicos partícipes, que parecen compartir el groove y feel de cada canción como si fueran uno solo entre los que encontramos a Guthrie Govan, Marco Minnemann, Nick Beggs, Adam Holzman… También contrasta con el Dystopia y sus letras demasiado rancias, siguiendo líneas inteligentes y formas mucho más discretas y emocionales de presentar situaciones, como pasa en la reinterpretación de “Don’t Hate Me”, canción compuesta con Porcupine Tree, con la colaboración de la artista israelí Ninet Tayeb. Lo único que puede bajarle la nota a este mini disco, es compararlo con sus hermanos mayores pero sin duda es una perfecta introducción a su trabajo si no lo conocéis.
·Mejores canciones: Las mejores canciones del disco tienen a los nombres de las dos nuevas inclusiones en la banda bien presentes, por ello he decidido escoger las siguientes:
·Happiness III (3ª)
·Vermillioncore (5º)
·Don’t Hate Me (6º) → ¡La prefiero a la de Porcupine Tree!
·Nota final: 4.5/5
Y esta ha sido la primera entrega de esta sección musical para Magazine Crew, con la que estoy absolutamente encantado de participar. Mi opinión ya está dada, ahora os queda a vostros ponerme a caldo, estéis de acuerdo o no, hacédmelo saber en los comentarios y podremos contrastar opiniones.
¿Sabes de un disco que te gustaría que fuera comentado en el próximo mes? Mándame tu propuesta a ivanmagazinecrew@gmail.com sin importar el género ni el artista, y ahremos una selección rica y apetitosa entre todos.
Mucha melomanía,
Iván Mosquera