Saludos elípticos y burocráticos, cinéfil@s.
Saciado tras haberme comido el mes de marzo, vuelvo con material fresco de ese que no se prodiga por los grandes canales de (des)información.
Nuestra primera invitada de hoy es Madame Marguerite (Catherine Frot), una aristócrata entusiasta de la ópera en el París de principios de los años veinte. Como toda persona pudiente, tiene un círculo cercano de aduladores. Lleva años cantando para los susodichos y ni siquiera aquellos que son miembros de su familia son capaces de decirle lo terriblemente mal que se desempeña. Tanto la mantienen en su burbuja, que acaba decidiendo que ya es hora de comenzar a actuar para el gran público, con las hilarantes complicaciones que se derivarán.
En el melodrama francés El juez, Fabrice Luchini interpreta a Michel Racine, un presidente de un tribunal penal tan duro con los criminales como consigo mismo. Su vida da un vuelco cuando Ditte (Sidse Babett Knudsen, que bordó a la ficticia Primera Ministra Birgitte Nyborg en la serie danesa Borgen), la única mujer que ha amado, es seleccionada para formar parte del jurado en su próximo caso de homicidio.
Volviendo al tono puramente comédico, nos llega también desde Francia El novato. Aunque el argumento parezca de típica comedia adolescente americana, la historia del inadaptado Benoit (Réphaël Ghrenassia) y su búsqueda de popularidad está tratada con gran frescura y sin muchos de los tópicos que cabría esperar, centrándose en la lucha cotidiana de aquellos que están en la base de la pirámide social del instituto.
Cambiamos ahora de país y hasta de continente para hablar de la historia de otro chico, Efrain, un niño etíope que se ha de quedar a vivir con su abuela y sus tíos mientras su padre busca trabajo en la urbe. El muchacho ayuda en lo que puede, cultivando y cocinando, sin separarse nunca de su único amigo, un pequeño cordero. Pero la cosa está difícil y Ephraim (Rediar Amare) tratará de escapar e ir en busca de su padre para salvar al corderito cuando su tío decide sacrificarlo para dar de comer a la familia.
Un gran retrato de su tierra, su cultura y su sociedad por parte del debutante realizador Yared Zeleke.
Y se impone otro salto intercontinental para hablar de las siguientes tres cintas, todas ellas de animación, la primera de las cuales se titula El niño y la bestia.
En ella se narra la relación entre Kyuta, un niño huérfano de Tokio, y Kumatetsu, una criatura sobrenatural que habita en un mundo paralelo. Tras su casual encuentro, Kumatetsu toma a Kyuta como aprendiz y se comienzan a suceder las aventuras. Es una historia de maestro y pupilo muy bien desarrollada y contada con gran fuerza visual y emocional. Un gran trabajo de Mamoru Hosoda avalado por su acogida en diversos festivales el año pasado.
Las últimas películas salen del estudio Ghibli, maestros artesanos de la animación japonesa, que parece no estar temblando tanto como preveían los más alarmistas tras la partida de su gran icono Hayao Miyazaki.
Por un lado, Hiromasa Yonebayashi dirige una onírica historia sobre la depresión infantil titulada aquí El recuerdo de Marnie. El film trata de como Anna, una chica adoptada y solitaria, tras ser enviada a vivir con unos parientes en el rural, se obsesiona con una mansión abandonada en la que conoce a otra niña: la misteriosa Marnie mencionada en el título. No tarda en formarse un estrecho lazo entre ellas. Pero Anna no sólo descubrirá de su mano muchas cosas sobre la amistad, sino también sobre la historia de su intrigante nueva amiga.
Por otro lado, uno de los reputados realizadores del estudio y co-fundador del mismo, Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas), nos relata El cuento de la princesa Kaguya, adaptación de la narrativa japonesa más antigua que se conoce (El cortador de bambú, del s.IX). En esta mágica historia de tonos acuarela, una pareja de ancianos adopta a una diminuta niña que hayan dentro de un tallo de bambú. La pequeña crece y se convierte en una joven cautivadora a la que le salen pretendientes nobles por doquier, incluído el mismísimo Emperador de Japón. Sin embargo, ella los rechaza a todos constantemente, consumida por la idea de volver a la Luna, de donde asegura venir.
En un apunte más terrenal, yo me siento consumido por el hambre, así que voy a ir terminando este artículo y volveré también a mi planeta, a ver si me dan de comer.
¡Hasta la próxima!