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Columnistas: Cerebros fugados

No se extraña un país, se extraña el barrio en todo caso pero también lo extrañas si te mudas a diez cuadras. El que se siente un patriota, el que cree que pertenece a un país, es un tarado mental, la patria es un invento (…) Uno se siente parte de muy poca gente, tu país son tus amigos, y eso sí se extraña. (Película Martín Hache, 1997)

9,319.69 km es la distancia que separa a mi ciudad de origen, Madrid, de la ciudad en la que vivo, Guadalajara, en el estado de Jalisco, México. Pero no soy una joven emigrada, las categorías son estancas y las realidades son complejas, cumplo 33 y mi retorno está cerca. Tampoco soy un cerebro fugado, hasta donde yo sé, mi cerebro sigue dentro de mi cavidad craneal.

Esta experiencia en Guadalajara es un ensayo, una búsqueda de otra vida a la que me espera, en donde los trabajos precarios están a la orden del día. Desde los 30, más o menos, comenzaron a preguntarme en las entrevistas de trabajo si estaba casada o tenía pareja y si pensaba tener hijos. En estas entrevistas era automáticamente descartada.

Elegí formarme en el ámbito de la intervención social y de las ciencias sociales, en concreto, en Antropología Social y Cultural, sectores productivos y competitivos, con grandes salidas laborales (querido/a lector/a, note la ironía), las ciencias sociales, el arte y la música ya se sabe, son prioritarios en los planes de estudio. El capitalismo dice que es culpa mía por no haberme esforzado más, “sé una mujer de éxito, emprende, te pongo un coach y listo”.

Si busco el significado de “volver” en mi cerebro fugado, aparecen palabras como incertidumbre, precariedad, dependencia familiar, activismo. Mientras que “migrar” supone la extrañeza, el estar lejos, no de tu país, sino de tu gente. Se van dibujando estas dos fronteras (quedarse o migrar, to be inside & to be out) en el imaginario colectivo de la juventud española. No nos vamos, nos echan rezaba el lema de una juventud sin futuro, de “ninis” a cerebros fugados.

Destruyamos mitos, migrar no es la panacea. No es fácil iniciar tu vida en otro país, a pesar de nuestra gran formación (grado universitario, másteres, doctorados, idiomas, etc) y/o de nuestra experiencia profesional. He escuchado reminiscencias de colonialidad en jóvenes españoles, que conciben a los países de América Latina aún como sus colonias. En su imaginario, se ven como los nuevos conquistadores, las empresas y las universidades se van a pelear por tenerles en sus plantillas. Y es que, somos españoles, hijos e hijas de una nación tan vieja y tan admirable, con un gran legado cultural… ¡cómo no me voy a sentir como la niña de Rajoy!.

Consejos breves para tu estancia en el extranjero: llena tu cerebro fugado con lecturas, aprendizajes, prepárate para experimentar la soledad, que no la desolación, conoce la historia y ponte las gafas moradas, herramientas imprescindibles para tu maleta de viaje.

Consejo para racistas: Ponerse en la piel de una persona que ha migrado es difícil pero no imposible, no desistas, ese lema que repites sin cesar “primero los de aquí”, es racismo del políticamente incorrecto.

En la actualidad, miles de jóvenes españoles son los y las inmigrantes en otros países (Reino Unido, Alemania, países de América Latina, etc), ¿qué se van a encontrar cuando migren? Sinceramente, espero que tengan la fortuna de no encontrarse con personas como tú.

Rut Abad Mijarra

3 comentarios en «Columnistas: Cerebros fugados»

  1. Totalmente de acuerdo. Las fronteras las pone la mente, y bien sabido es que esta las elimina con el aprendizaje. El año que viene voy a estudiar en México, y soy de España. Me he sentido muy identificado (casi por extrapolación) al leer tu entrada.

    Saludos cordiales y mi gratitud por tus palabras.

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