Saludos ‘desvehiculados’ y adaptativos, cinéfil@s.
Trataré de ser escueto porque hay mucho material interesante y me parecería injusto tener que dejar algunas de estas cintas fuera.
Comencemos con el drama danés/islandés Corazón gigante, en el cual el cuarentón Fúsi vive aún en casa de su madre en la más estricta y anodina de las rutinas, dedicado a sus maquetas de batallas de la Segunda Guerra Mundial, lidiando con su sobrepeso y sin haber tenido jamás novia.
Un buen día, recibe un cupón para unas clases de baile, en las que conocerá a la también solitaria Sjöfn y sus profundas heridas, a pesar de (o debido a) las cuales lleva una existencia vitalista que cambiará irrevocablemente la de nuestro protagonista.
Hablando de vidas encajonadas, el drama brasileño Casa grande relata la caída de una poderosa familia de la élite social de Rio de Janeiro a través de Jean, el hijo adolescente que sueña con escapar de sus sobreprotectores padres.
La cinta habla de más cosas por el camino, no en vano está basada en el libro de Gilberto Freyre «Casa-Grande & Senzala», publicado en Estados Unidos como»The Masters and the Slaves».
Sin cambiar, o casi, de continente, Perú, Argentina y España nos traen un impactante drama con momentos más próximos al thriller bajo el título de Magallanes. El susodicho es un ex-militar reconvertido en taxista que también cuida y hace de chófer de su antiguo comandante, ahora presa del alzheimer.
Cuando ve entrar en su taxi a Celina, una mujer a la que lo une un oscuro secreto con un cuarto de siglo de antigüedad, irá tras ella e intentará desesperadamente ayudarla en busca de un atisbo de redención.
Intenso debut directorial de un actor veterano como es Salvador del Solar, con Damián Alcázar y Magaly Solier en los papeles principales y un secundario de lujo como Federico Lupi.
Tal vez también deba buscar redención Mathieu, el joven escritor protagonista del thriller galo El hombre perfecto, que siempre ha aspirado al estrellato literario aunque no consigue que le publiquen un miserable libro y sobrevive como puede en un negocio familiar.
Así le van las cosas hasta que se topa por casualidad con el manuscrito inédito de un recién fallecido anciano y lo firma con su nombre, alcanzando la tan deseada fama y el reconocimiento que siempre había anhelado.
Pero alguien no está muy contento con el atajo que ha tomado Mathieu y comienza un tira y afloja de chantajes y mentiras entre ambos que complicarán tremendamente la vida del primero, mientras el mundo espera con ansia su siguiente novela.
También desde Francia nos viene, bajo el título de Tres recuerdos de mi juventud, lo que no deja de ser una historia de amor, aunque contada de una forma un tanto peculiar.
Realmente, Paul (Mathieu Amalric, en la versión adulta del personaje) va recordando muchas más cosas desde su niñez y adolescencia hasta su juventud y, aunque el centro de la historia es la profunda marca que dejó en él su primer y único amor, Esther, podemos echar una buena ojeada a todos los momentos decisivos de su vida, desde las crisis de su madre o la estrecha relación con su hermano, hasta los curiosos acontecimientos de cuando estuvo destacado en la antigua URSS o sus estudios en París.
Una extraña pieza hecha, esta vez, en nuestro país, es Esa sensación, en la que se cruzan tres historias: la de una gente impulsada a decir y hacer cosas por culpa de un virus, la de una mujer que se relaciona con objetos inanimados de la urbe y la de un hombre que sigue a escondidas a su padre por las calles de la misma.
Definida como una experiencia singular que atrapa a uno por puro extrañamiento, habla del amor, de la voluntad y de la fe.
Antes de marcharnos de nuevo de España, hablemos de El rey tuerto, un melodrama con un humor muy negro y un contenido social de ferviente actualidad que nos cuenta como, debido al reencuentro de dos amigas que no se veían desde hace tiempo, surge la tensión y el enfrentamiento cuando se descubre que el novio de una de ellas, que trabaja de antidisturbios, es el responsable de que la pareja de la otra perdiese su ojo en una manifestación por el impacto de una pelota de goma.
Os podéis imaginar el rebote (ba dum, ts!).
Adelante, podéis insultarme, como hace Paolo en Zoran, mi sobrino tonto, co-producción comédica italo-eslovena en la que un infeliz beodo al que su esposa ha dejado por otro hereda de una lejana parienta eslovena un sobrino un tanto raro que habla italiano como si estuviese en una novela y tiene una puntería infalible a los dardos.
¿Qué ocurrirá mientras Paolo intenta aprovecharse de las habilidades de su sobrino medio autista antes de que lo envíen a un orfanato?
Y, para terminar, nos vamos un poco más lejos en el tiempo y en el espacio con Lobo, un drama de aventuras ambientado en 1916 en el desierto de Jordania, en plena guerra del Imperio Otomano, donde vive el joven Lobo (Theeb, en la versión original), criado por su hermano mayor Hussein.
Cuando Hussein parte para guiar a un oficial británico y sus acompañantes hacia un misterioso pozo en una antigua ruta de peregrinaje, Lobo decide seguirlos y emprende así un bello y aterrador viaje iniciático que lo llevará a aprender el significado de grandes conceptos de la vida y a abrazar el significado de su propio nombre.
Después de este exhaustivo repaso a la actualidad cinematográfica de la que no oiréis hablar por ahí, es hora de tomarme un merecido descanso (que quizá dure unos meses, si todo va bien) e irme a darles la tabarra a otras personas en vivo y en directo.
Hasta la vista, baby!