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La Reseña: El hilo invisible

“El hilo invisible” es el más reciente trabajo cinematográfico de Paul Thomas Anderson. Este director que se dio a conocer con “Boogie nights”, una de sus primeras películas, no ha parado de cultivar desde los inicios de su carrera su aura de director de culto que poco a poco lo ha ido situando como uno de los grandes cineastas del cine contemporáneo. Su cine está plagado de una técnica excelente, un siempre virtuoso trabajo de cámara y por su amor hacia el riesgo, quizás esta última, su característica más evidente, especialmente en los minutos finales de todas sus películas, siempre atrevidos y poco convencionales.

El autor de obras maestras como “Magnolia”, “Pozos de ambición” o “The master” realiza en “El hilo invisible” uno de sus mejores trabajos después de “Puro vicio”. La película narra la historia de amor entre el diseñador de moda Reynolds Woodcock (encarnado por un maravilloso Daniel Day-Lewis en la que dicen que es su despedida del cine) y la joven Alma (espléndida Vicky Krieps) en un mundo de lujo, precisión, manías y dominación, en un claro ejemplo de relación tóxica, concepto que Paul Thomas Anderson lleva hasta sus máximas consecuencias en la trama.

La película ha supuesto el debut como director de fotografía de Paul Thomas Anderson en su propio cine (siempre y cuando obviemos su cortometraje “The Dick Diggler Story”) en un trabajo de exquisita visualización: no hay más que ver el breve plano secuencia que al comienzo de la película nos describe la llegada del personal de Woodcock a su casa por las escaleras o la secuencia en la que él y Alma se conocen. Anderson ha rodado su película en 35 mm, en su habitual apuesta por los formatos fotoquímicos ajenos al cine digital (en la misma línea que Steven Spielberg, Christopher Nolan o Quentin Tarantino). Los primeros planos de los dibujos de Woodcock o la elegancia con que filma maliciosas conversaciones entre sus protagonistas son buen ejemplo de ello. El triunvirato que Anderson hace entre su trabajo con la luz, el diseño de vestuario (ganador del óscar) y la dirección artística es de una perfección y belleza estéticas que hacen pensar en el cine de Stanley
Kubrick.

Mención aparte para la banda sonora de Johnny Greenwood que como suele ser habitual en el cine del director de “Punch drunk love”, siempre va un paso por delante de lo que espera el espectador, siendo “El hilo invisible” su trabajo más depurado. Por último, imposible pasar por alto la interpretación de Lesley Manville en el papel de Cyril, la jefa de sirvientas de Woodcock, siempre pendiente de las reacciones del primero y de cómo estas pueden influir en su estabilidad emocional y en su trabajo, siendo el tercer vértice del triangulo amoroso formado por Woodcock, Alma y ella misma.

“El hilo invisible” nos devuelve el gusto por el cine de aroma clásico, ese que con un puñado de excelentes actores, un buen guión y una estudiada puesta en escena nos otorga una experiencia inolvidable.

Ainhoa Urgoitia.

 

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