¡Saludos, lectores! Aún de resaca fiestera, este mes reseñamos una de las mejores películas navideñas de todos los tiempos. Una película que muestra cómo con tesón y voluntad se puede hacer frente a las mayores adversidades, y que al final, la familia es lo más importante… Os estoy hablando de La Jungla de Cristal, peliculón de culto estrenado en 1988. Una película de acción, de las más aclamadas de la historia, que ha influido enormemente no sólo en el cine de acción, sino en nuestra propia conciencia colectiva, y provocando otras cuatro secuelas (de momento), de las que sólo una está a la altura de la primera, “La Jungla de Cristal III: La Venganza”, dirigidas ambas (primera y tercera) por John McTiernan.
Lo que seguramente muchos no sepan es que se trata de una adaptación de la novela “Nothing Lasts Forever” (Nada dura para siempre), del autor americano Roderick Thorp. No sólo eso, sino que la novela es secuela de “El detective”, también llevado al cine en el año 1968 en la película homónima con Frank Sinatra como protagonista.

De hecho, la historia del guion de La Jungla de Cristal es algo complicada. Sí que se intentó hacer una secuela directa, de nuevo con Frank Sinatra, pero éste se negó. Después, se pensó en hacer la película como secuela de Comando, con Arnold Schwarzenegger, pero él también se negó, así que se decidió hacerla una obra independiente, titulada Die Hard (La Jungla de Cristal), cambiando el nombre del detective y muchos otros detalles de la novela en la que se basaban, aunque la base de la historia sí se mantuvo.
En la película, John McClane, interpretado por Bruce Willis, es un policía que viaja a Los Ángeles para visitar a su esposa Holly, que trabaja para la Corporación Nakatomi, con sede en el edificio del mismo nombre. En la fiesta de Navidad de la empresa, un grupo de ladrones haciéndose pasar por terroristas alemanes -liderados por el genio Hans Gruber– toma el edificio y a sus ocupantes como rehenes. A excepción de John, que descalzo y en camiseta logra escabullirse y intenta contactar con la policía, que únicamente manda al oficial Al Powell, pensando que se trata de una broma. McClane lanza el cadáver de uno de los terroristas al coche de éste desde una ventana para hacerle ver que no lo es. Pronto numerosos efectivos de la policía se presentan delante del edificio, aunque al entrar las fuerzas del orden al edificio caen en una trampa de los alemanes y son diezmados por éstos. John continúa intentando vencer a los terroristas, eliminándolos poco a poco, hasta que se encuentra a Gruber en la azotea, pero éste se hace pasar por rehén huido. Después de un tiroteo y más terroristas muertos, John vuelve a huir. Sin embargo, al enterarse Gruber de que la esposa de McClane está también en el edificio a través de una desafortunada entrevista televisiva a la familia de éste, la toma como rehén e intenta huir en helicóptero, que es destruido. Al final, el protagonista consigue salvar a su esposa, al edificio y a los rehenes y mata a Hans Gruber provocando su caída del edificio.

A pesar de que la protagonista absoluta de la película es la acción, no es la única gran virtud que tiene. Esta película es una de las primeras en la que el protagonista es un héroe no por voluntad propia, sino porque no tiene más remedio, y muchas otras han basado a sus personajes en el John McClane de esta. Y ya que el héroe no es el hombre de acción típico, escogieron a Bruce Willis, actor conocido en aquel tiempo por sus papeles cómicos y en películas románticas, que nunca antes había participado en una película de acción. Así, fue gracias a La Jungla de Cristal que se consagró como actor para películas de acción y aventuras y su carrera se centró más en eso a partir de entonces.
El malvado Hans Gruber, genio criminal, frío y calculador, es más común, pero toma una nueva dimensión y trasciende el tópico con el fallecido Alan Rickman, en uno de los papeles más recordados de su carrera y también su primer papel en Hollywood. De hecho, después de la película Rickman fue visto como uno de los grandes actores para interpretar villanos y tuvo muchas veces ese rol en otras producciones, hasta el punto de tener que luchar por evitar verse encasillado.
Una película, en resumen, que dio una vuelta completa al género y que marcó una tendencia que fue seguida durantes muchos años en cuanto a personajes, guion y ambientación. De hecho, hay todo un subgénero de películas que se conocen como “La Jungla de Cristal en…” ya que toman muchos de los elementos de esta, pero cambian el escenario. Así, “Speed” sería “La Jungla de Cristal en un autobús” y “La Roca” “La Jungla de Cristal en una isla”. Hay muchas otras, pero creo que los lectores os quedáis con la idea.

Y ahora, curiosidades de la película.
- La Torre Nakatomi es en realidad la sede de la cadena FOX, que en ese momento estaba en construcción. FOX se cobró a si misma el alquiler para el rodaje de la película.
- Bruce Willis lleva en muchas de las escenas descalzo pies falsos de goma para evitar que pisara cristales. Si uno se fija, se puede ver que en algunas tomas los pies del actor son inusualmente grandes.
- El director, John McTiernan, afirmó que la mayoría de las explosiones de la película en exteriores son reales.
- La canción “El Himno de la Alegría” de Beethoven fue escogida por su relación con la ultraviolencia de “La Naranja Mecánica”, en el que la melodía juega un papel protagonista.
- En la versión alemana de la película, los terroristas tienen nombres ingleses y se dice que son norirlandeses que se han vuelto autónomos. Esto se hizo porque en la época del estreno de la película el Gobierno Alemán tenía problemas con un grupo terrorista autóctono llamado “La Facción del Ejército Rojo”.
- Entre los actores que rechazaron el papel de John McClane, están algunos como Sylvester Stallone, Clint Eastwood, Harrison Ford, Richard Gere, Burt Reynolds o Robert De Niro. Sam Neill rechazó el papel de Hans Gruber.
- Hubo una discusión acerca de la famosa frase “¡Yippie-ki-yay, hijo de puta!”. El director sostenía que debería ser “Yippie-TI-yay”, mientras que Bruce Willis abogaba por “Yippie-KI-yay”. Al final se decidió que la frase que mejor sonaba era ésta última.
- Se usaron hasta 17 camisetas interiores con diferentes grados de suciedad y roturas para el personaje de John McClane. En 2007, Bruce Willis donó una de ellas al Museo Smithsonian.
- Muchas veces se ha dicho, de broma, que la película es un spin-off de la serie “Cosas de casa”, ya que Reginald Vel’Johnson, que hace el papel de Al Powell, es también un oficial de policía llamado Carl Winslow en esa serie.
¡Yippie-ki-yay, queridos lectores!
Davidrago