Este pasado 2018 se estrenó en nuestro país Fariña, una serie producida por Atresmedia y Bambú producciones basada en el libro homónimo del periodista Nacho Carretero. La serie se estrenó con bastante expectación dado el revuelo que supuso el secuestro del libro, algo que Atresmedia supo aprovechar muy bien. Dicho embargo se debió a la denuncia que puso el exalcalde de O Grove, Alfredo Bea Gondar, en enero de 2016. Como resultado de esta acción el libro fue retirado un buen 5 de marzo de 2018, pero la decisión fue revocada el 22 de junio. A juzgar por la inmensa polémica que desató el secuestro, la intención del alcalde de no ser relacionado con el narcotráfico gallego no pudo salirle más por la culata.
Lo cierto es que nombrando o no al exalcalde, la intención del libro y de la serie no era otra que la de narrar los claroscuros del narcotráfico en Galicia centrándose en la década de los ’80, desde el contrabando de tabaco hasta la cocaína. De ahí el nombre, pues, como todo el mundo sabrá a estas alturas, «Fariña», harina en castellano, es como nos referimos – o más bien se referían antaño- a la cocaína en Galicia.
Fariña es el primer, y muy loable por cierto, intento de llevar la historia de Sito Miñanco y compañía a la pequeña pantalla. No soy quien de juzgar el rigor histórico, pero es evidente la intención de contar la historia tal como pasó, se incluyen desde detalles sobre el caso Nécora hasta la histora de Carmen Calvo. La realidad que se narra gira en entorno al poder y el dinero sin excluír el impacto social que tuvo en Galicia el narcotráfico llevando incluso a la pérdida de una generación.
Muchos podrán pensar que esta es la primera vez que se narra la historia del narcotrafico gallego, pero no es del todo cierto. Antes ya lo hizo una serie no tan conocida para los no gallego parlantes: Matalobos. De hecho, a tenor del estreno de Fariña, la televisión autónoma gallega (TVG) publicó un provocador mensaje en las redes sociales donde el protagonista de Matalobos, Don Carmelo (Luis Iglesia), se dirigía al público diciendo: «Non deixes que os de fora conten a túa historia». Que al castellano vendría a ser algo como «No dejes que los de fuera cuenten tu historia». Lógicamente la TVG y Voz Televisión (ambas productoras de la serie) quisieron aprovechar el tirón mediático de Fariña para reivindicar que ellos ya habían hecho eso antes. Y por que no decirlo, también lo hicieron mejor. Aunque esto último va según gustos.
Lo cierto es que ambas producciones son espectaculares. Y ambas son buenas en lo que se centran en hacer bien. Es decir, Fariña, trata de arrojar luz sobre hechos que sucedieron realmente relatando un pedazo real de la historia de Galicia y Matalobos es una serie policíaca insipirada en el narcotráfico gallego con una historia genial pero puramente ficticia que no pretende mantener ningún rigor en cuanto a hechos reales.
Para comprender las diferencias entre estas dos producciones hay que entender no sólo su enorme diferencia de intenciones sino también otro par de cosas: en primer lugar, tienen edades muy dispares, es decir, la primera emisión de matalobos data del 2009, mientras que el estreno de Fariña ocurriría este pasado 2018. Y como es lógico, a esto hay que sumar las diferencias tecnológicas y de presupuesto. Si bien es verdad que no he podido encontrar datos concretos, intuyo, probablemente con acierto, que Matalobos tuvo un coste por episodio menor que Fariña.
En cuanto a audiencias, ambas series tuvieron una pegada bastante fuerte. Fariña fue un bombazo a nivel nacional, cosa fuera del alcance de Matalobos. No obstante, esta última tuvo el mérito de rejuvencer considerablemente el público del canal autonómico. Entrando ya en datos reales, Matalobos se estrenó con un 24,1% de share, mientras que Fariña lo haría con un 21,5%. Hasta ahí parece vencedora Matalobos sino fuera porque tras esos porcentajes se descubren un número bien diferente de espectadores: un cuarto de millón para Matalobos y más de tres millones en el caso de Fariña. Algo normal si entendemos que la TVG emite para Galicia y Antena Tres para toda España.
Si nos vamos a los premios pasa algo similar. Ambas series ganaron un premio ondas, aunque en categorías distintas. Fariña triunfó en los premios iris de 2018 y en los premios Feroz del año siguiente. Matalobos por su parte consta de una buena ristra de Mestre Mateos, un premio Circom a la mejor ficción Europea y hasta una mención de la guardia civil. Lo cierto es que ambas series han recibido variados y notorios reconocimientos.
La última diferencia, y probablemente la más imporante entre estas dos magníficas producciones, es su longevidad. Matalobos consta de cuatro temporadas con un número bastante dispar de episodios que sumaría un total de nada menos que 87 capítulos y Fariña en cambio consta nada más que de diez.
Probablemente y por todas las grandes diferencias que hemos ido mencionando podríamos estar deacuerdo en que no es muy inteligente entrar a valorar cuál es mejor, pero aquí hemos venido a mojarnos. Así pues, allá voy: Vive Dios que disfruté mucho Fariña, pero me quedo con Matalobos.
¿Por qué? Pues porque en este caso la ficción supera a la realidad. Se cuenta mucha más historia en Matalobos, normal pues, tiene 77 episodios más. No obstante, es más meritorio mantener una audiencia 87 episodios que 10. Y os garantizo que los que vimos Matalobos en su día no eramos en su mayoría el target de la TVG, ese fue su mayor mérito. Sorprender a todos y robarle visitas al megaupload o seriesyonkis de turno. Matalobos goza, en mi opinión, de un carisma especial que no da la morriña de lo patrio, sino mas bien una trama genial y un protagonista, Luis Iglesia, que pone los pelos de punta y conduce una serie trepidante hecha con más ilusión que dinero.
De todas formas no quiero decir que Fariña no lleve el adiovisual gallego grabado a fuego. La misma Bambú tiene raices gallegas y buena parte de los actores, algo muy acertado, son originarios de Galicia y mitos vivientes de su audiovisual. Y es que, al final, todo queda en casa.
Como dato curioso, si buscáis las dos series en filmaffinity, uno de los portales por excelencia en cuanto a valoración de series y películas, veréis que ambas, casualmente, tienen la misma puntuación. Un 7,7. No hay excusa para no disfrutar de las dos.
Alfonso Rois
Buen artículo y además estoy de acuerdo.