Si tuviera que elegir un disco que llevarme a una isla desierta, sin duda sería A Love Supreme de John Coltrane.
Puede resultar paradójico pero, al ser músico, me cuesta disfrutar escuchando jazz. Para mí es un trabajo más que un placer. Analizar, transcribir, memorizar y repetir cientos de veces la misma melodía hasta sentir que funciona. Asimilar todo lo estudiado para que pase a formar parte de los recursos a utilizar en el momento de tocar. Para mí, escuchar jazz forma parte de ese aprendizaje (algo que adoro) y por eso este disco es tan especial. Hace que me olvide de lo que está sonando y que me sumerja en un estado de tranquilidad absoluta.
A Love Supreme supone una completa ruptura con todo lo que había grabado con anterioridad y nos acerca a lo que será el futuro del jazz. Al principio no fácil de enscuchar, pero si eres capaz de aguantar un par de minutos, te va transportando hacia un lugar maravilloso, es un mantra de cuatro notas que se van repitiendo y que, al final, el propio Coltrane acaba cantando.
El disco marca un punto de inflexión en su discografía. Blue Trane es su primer disco como solista para el sello Blue Note. Se encuentra dentro del estilo de jazz surgido a finales de los años 50, el hard bop, al cual hicimos referencia en el artículo anterior, dedicado a Lee Morgan. En Blue Trane ya encontramos temas que nos sugieren qué camino van a seguir las composiciones de nuestro protagonista, y que desembocan en el genial disco Giant Steps, en el que Coltrane utiliza un sistema novedoso de composición que hoy en día conocemos como Coltrane Changes.
Durante el año 1957 sufre un “despertar espiritual” que marcó un antes y un después en su existencia. Abandona el alcohol y la heroína y comienza a seguir una vida “mejor y más productiva”. Se convierte en creyente aunque no siga ninguna religión en concreto, pero si nos fijamos en este disco podemos encontrar sonoritos orientales y partes que parecen mantras. No piensa en un solo ser supremo, toma como influencia muchas religiones y eso se materializa en esta grabación. Es una oración de agradecimiento a Dios. Hay algo en él que transmite un mensaje de paz y gratitud que se expresa con cuatro notas y tres palabras: a love supreme.
“A love supreme” supuso un antes y un después, no solo en la carrera de John Coltrane, sino también dentro de la historia de la música del siglo XX. Imaginad si es importante que este álbum trasciende al mundo de la música y llega hasta la religión. Podemos encontrar en San Francisco una iglesia en la que Coltrane es un santo y su disco una herramienta litúrgica. Quizá sea un poco exagerado, pero os puedo asegurar, con total convicción, que al escucharlo puedes sentir que hay un mensaje de agradecimiento a un ser superior.
Si no lo habéis escuchado tenéis mucha suerte, sumergirse por primera vez en esta música te marca. No volverás a ser el mismo.
Álex Troya