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La Reseña: X-Men Dark Phoenix

Existe algo terrorífico en esos personajes que a pesar de demostrar un grado de inexperiencia, normalmente ligada a la juventud, tienen algo que no sólo los hace diferentes, sino que los hace mejores, con más potencial que los demás, en este y en muchos otros casos, más poderosos y con una enorme facilidad para utilizar la telequinesis. Fue el caso de Carrie en la adaptación fílmica de la novela de Stephen King del mismo nombre que Brian de Palma dirigiese allá por 1976, o el de Tetsuo en Akira, aquella maravilla del cyberpunk y la animación japonesa realizada por Katsuhiro Otomo en 1988. 2019 podría ser el año en el que, después de la hipérbole que supuso Avengers: End Game y el atracón que para bien o para mal (a gusto del espectador) significó la temporada final de Juego De Tronos, Jean Grey encarnase una vez más ese terror que impone aquel (aquella) que ostenta más poder del que es capaz de controlar. Pero X-Men: Dark Phoenix discurre por caminos de otro tipo. Aunque sí es cierto que nos encontramos, me atrevería a decir por la facilidad con la que pone a sudar sangre al mismísimo Magneto, con la mutante más apabullante de cuantos hemos conocido a lo largo de esta saga.

Tenemos a nuestra Patrulla X en 1992, casi una década después de los sucesos acontecidos en X-Men: Apocalipsis. Son auténticos héroes, los niños los adoran y los adultos claman por nunca perder su amparo. Este momento utópico ha sido capaz incluso de truncar al idealista profesor Charles Xavier (James McAvoy) y ponerlo ligeramente al servicio de los flashes, las cámaras de televisión y las llamadas del presidente de los Estados Unidos. Arriesgando a sus jóvenes X-Men, los embarca en una misión prácticamente espacial, y con ello la joven Jean Grey (Sophie Turner) acaba recibiendo una enorme dosis de algún tipo de fuerza extremadamente poderosa. Podríamos decir que este es el punto de partida de la historia y lo que suscitará que veamos a una mutante prácticamente invencible, lo cual como ya he dicho quizás habría servido para infundir un poco más de miedo del que infunde.

Creo que no me equivoco si digo que hay dos cosas en esta película que se hacen ver como problemas para el avance y desenlace de la misma: Una de ellas es la falta de Bryan Singer a la dirección. Sin el autor de la que considero la joya de la corona que es esta saga: X-Men: Days Of Future Past, así como de una buena parte de las películas de los mutantes, y con el guionista de la saga Simon Kinberg debutando a los mandos de la realización, la película queda ciertamente descafeinada a la hora de representar algunos momentos de vitalísima importancia para el film y el universo ficticio de la saga en general. Además, algo ha llevado al nombrado guionista a seguir la senda de X-Men: Apocalipsis en vez de la de Days Of Future Past, tratando de alcanzar unos grados de épica cósmica que si bien son 100% marca de la casa Marvel, la película no acaba de agradecerlos. La otra es el hecho de que, propiciada por la adquisición de 21st Century Fox por parte Disney, X-Men: Dark Phoenix parece actuar como un punto final a las películas de estos personajes antes de que sean absorbidos por el cada vez más gigantesco Marvel Cinematic Universe. Y en este segundo caso digo problema porque la historia parece tratar de cerrar algo demostrando cierto punto de prisa que no ayuda y recae en algún cliché que se tornaría innecesario de verse continuada la saga.

No está de más recalcar que he echado enormemente en falta una de esas escenas en las que en otras películas anteriores se aprovecha el poder de Quicksilver (Evan Peters) para que la cámara súper lenta haga las delicias de todo el que tiene ojos y oídos

X-Men Dark phoenix

Pero, llegados a este punto he de decir que a mis ojos no todo son malas noticias. Hay cosas, al igual que personas, que jamás molestan. Sophie Turner es un ejemplo. No solo va camino de ello, ya lo es, al igual que el siempre maravilloso Michael Fassbender, quien puede ser Macbeth, un adicto al sexo o el mismísimo Magneto, nunca desdice, siempre aporta cosas buenas. En menor medida pero también de agradecer son James McAvoy y una en esta ocasión malvada Jessica Chastain. De lo que tampoco se puede quejar uno es del lucerío, los golpes y las demostraciones de poderes mutantes: hay para rato, ya sea en dosis de telequinesis, teletransportación o control del campo magnético.

Si tuviese que resumir la experiencia en pocas palabras, ¿diría que merece la pena? Si. No me he, ni mucho menos, aburrido, y de por sí eso ya cumple con uno de los propósitos que creo que muchos nos hacemos cuando dejamos dinero en la recaudación de una sala de cine. ¿Podría haber sido mejor? La misma saga nos ha demostrado que sí. Estos mutantes tienen mucho que contar y mucho que enseñarnos, y quizás, ojalá, las manos que guiarán sus aventuras a partir de ahora sepan aprovecharlo para volver a hacernos pasar buenos momentos en la butaca, porque, si a pesar de los problemas y las adversidades X-Men: Dark Phoenix me los ha hecho pasar, quizás quiera decir que estos personajes, sus historias y sus vidas, tienen, al igual que Jean Grey, un enorme potencial.

Javier G. Sobrado


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1 comentario en «La Reseña: X-Men Dark Phoenix»

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