Un loco desternillante. Un genio serio y elegante. Juntos, una fuerza imparable.
Podríamos estar hablando de los protagonistas de Good Omens, o bien podríamos hacerlo de sus creadores. El tándem Gaiman-Pratchett muestra numerosos símiles con el dúo Azirafel-Crowley, y nos deja una maravilla tanto si nos paramos a leer el libro como si nos ponemos a ver la serie.
Es en esta última en la que nos vamos a centrar. Recientemente estrenada y siguiendo la estela de la fantástica American Gods (también de Neil Gaiman), esta nueva producción de Amazon Prime es tan prometedora como se esperaba.
Vaya por delante que si a uno no le gusta el humor absurdo y británico del que hace gala el autor de las novelas de Mundodisco, es posible que no encuentre esta serie de su agrado; pero, para el resto, será una deliciosa experiencia con la que pasar unos buenos ratos. Lejos de lo que cabría esperar, la serie se acerca mucho a la legendaria obra de Pratchett, siendo muy acorde con el libro.
Entrando de lleno en el argumento, el fin del mundo se acerca. Así, sin más preámbulos. Y será en sábado, porque las desgracias nunca vienen solas. Los ejércitos celestiales y demoníacos están preparándose para la batalla final, los cuatro jinetes del Apocalipsis ya cabalgan al campo de batalla del Armageddon, y los presagios no son nada buenos (irónicamente).
Pero no todo el mundo está de acuerdo con el fin de los tiempos. Como mencionábamos antes, el combo formado por el alegre Azirafel, un ángel con afán por los libros y el coleccionismo, y Crowley, un demonio que le ha cogido gusto a lo terrenal, no están de acuerdo con la liberación del Anticristo sobre la faz de la Tierra para que este pueda acabar con todo, dado que se han acostumbrado a una vida entre los mortales. Es por ello que planearán adoctrinarlo para que no se convierta en un ente malvado; solo hay un pequeño problema: han perdido la pista del Anticristo, y no saben bien dónde está ni como impedir que la cuenta atrás llegue a su fin.
Mediante un sencillo enredo arranca esta comedia con un Michael Sheen que actúa sobrio, acorde con su papel comedido y de ángel maniático que le sienta como si fuera un guante y que ya pudimos ver en Masters of Sex. A él se suma un genial David Tennant que, como siempre, resulta incombustible con un rol que se aleja mucho de su alegre y carismático Noveno Doctor, siendo aquí un personaje más egoísta y sin un ápice de preocupación por cualquier ser vivo que le rodee que no se trate de él mismo. Por su parte, el resto del elenco lo hace francamente bien, aunque palidece a la altura de estos dos titanes de la interpretación. Nombres de la talla de Jon Hamm, Nick Offerman, Jack Whitehall, Miranda Richardson o Adria Arjona se suman a esta producción para redondear un elenco envidiable.
Quizás el tono narrativo no sea del agrado de todo el mundo, haciendo que la trama resulte ligeramente enrevesada para aquellos que no hayan leído la obra ni sean aficionados a los escritores que firmaron la original. Aunque de primeras pueda sonar apresurado, los seis capítulos cumplen perfectamente para darnos una duración estupenda, a un ritmo que, si bien en ocasiones pueda parecer acelerado, es capaz de hacer que nos adentremos en la historia y empaticemos con los protagonistas.
Si decides empezar con Good Omens, no te lleves a engaño: puede que el humor del que hace gala no sea para ti, y eso te acabe decepcionando. Sin embargo, y si eres de los que lo disfrutan, encontrarás en Good Omens una comedia con la que gozarás a la vez que admiras el talento de su reparto. Merece una oportunidad, siendo además una sola temporada (en los seis capítulos se cubre toda la trama del libro) y habiendo indicado ya N. Gaiman que no está por la labor de participar en una segunda. Mi recomendación es que corras a verla si no lo estás haciendo ya: el Apocalipsis está llegando, y presagia buenos momentos.
Keirgrand