Bueno, a ver, intentaré empezar por el principio, y este no es otro que el definir lo que es un equipo de sonido activo y lo que es un equipo de sonido pasivo… y también las posibles “mezclas” entre ambos.
A la hora de formar una pequeña banda o grupo musical, ya sea de pop, rock, flamenco, folk o lo que sea, debemos elegir qué equipo de sonido usar, intentando, eso sí, que no nos cueste un ojo de la cara. Hoy en día en el mercado podemos encontrar un sinfín de variedades… desde equipos más pensados para tocar en interiores, otros más adecuados para exteriores y lo que a mí me resulta más útil: un equipo que sirva tanto para interiores como para exteriores, siempre desde el punto de vista de una pequeña banda que toca en recintos cerrados del tamaño que sean, o al aire libre, pensando siempre en un sitio pequeño (terraza de un bar, una calle o incluso una pequeña plaza de un pueblo o ciudad) donde las casas y edificios colindantes “amparan” por así decirlo, el sonido.
Ahora bien, pasemos a explicar dentro de este contexto de pequeño concierto, las diferencias entre los altavoces activos y pasivos; pues nada más fácil: los activos o autoamplificados son los que llevan la etapa de potencia dentro del bafle, al lado de los altavoces; es decir, cuando yo coloco en su soporte uno de estos bafles sé que estoy poniendo los altavoces más el amplificador que los mueve. Los pasivos son los que no llevan el amplificador o etapa de potencia en el bafle, sino que va aparte (la mayoría de las veces al lado de la propia mesa de mezclas).
Los pasivos suelen llevar un único cable desde el altavoz o bafle hasta el amplificador, que se enchufa como es lógico a la corriente y también está conectado a la mesa de mezclas.
Los activos, en cambio, tienen dos cables; es decir, el que va hasta la mesa de mezclas (parecido a los pasivos, aunque estos últimos llevan un cable desde el bafle hasta el amplificador y los activos llevan un cable directo a la mesa) y el que va hasta la toma de corriente desde el propio bafle.
Como se aprecia en el dibujo anterior, los altavoces amplificados (activos) se conectan directamente a la mesa (aunque en esta ilustración no se ve el cable de corriente que utiliza cada uno de los bafles para funcionar). El cable que va a la mesa es estándar y no requiere ni más ni menos sección… es decir, cualquier cable que tenga las entradas adecuadas a las PA y a la mesa no necesita mayor función. Esto que explico es en los activos, ya que en los pasivos es otra historia.
Ejemplo de altavoces activos (arriba). Su estética suele ser igual a la de los pasivos, aunque si los mirásemos por detrás observaríamos un volumen, una ecualización… y una serie de funciones que los pasivos no poseen en el bafle.
También hay que reconocer que, a calidades similares de marca, potencia… los pasivos son más baratos, ya que no incorporan en su interior un amplificador que siempre encarece; también son más ligeros, por la misma razón. Pero claro, ha de comprarse el amplificador aparte, así que al final el gasto final suele ser similar.
Conclusión: ¿Con cuáles me quedo?
Por prácticos, cómodos… y quizá menos problemáticos (dicho sea en sentido técnico, de conexiones, averías, etc.) yo valoraría el usar más que nada los activos, sobre todo si no soy un experto técnico de sonido. ¿Son mejores? ¡no! ¿Más cómodos? ¡Sí!… sin lugar a dudas.
Hay otras razones a tener en cuenta a la hora de elegir unos u otros, pero lo dejaremos para otro momento. Yo, hoy por hoy, utilizo unos pasivos para aire libre (más que nada porque los tenía de hace años y van muy bien) y acabo de comprar unos activos, que usaré más bien en interiores… y al aire libre también como monitores de escenario, como complemento de los otros, los pasivos.
Sin más, hasta otra…
J. Luis Nieves