La concepción por antonomasia de la nutrición la relación y la reproducción como pilares fundamentales sobre los que se sostiene la existencia de todo ser vivo provocan que bajo su sello se subyuguen todas las especies que habitan nuestro planeta, no obstante, y sin más demoras antropológicas, el ser humano ejerce desde el punto de vista evolutivo un papel hegemónico que le permite reinar sobre el resto de criaturas. Es bien conocida la afirmación de que somos humanos en tanto a que tenemos memoria y a que amamos, y es este último factor; el amor, uno de los elementos más clarividentes a la hora de colgarnos el sello de la humanidad en nuestros genes. El amor, ese ambiguo y explorado concepto definido como el sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Un vínculo emocional que adopta múltiples facetas; el amor paternal, el amor fraternal, el amor romántico, el conocido eros, o la que quizás sea la forma más pura e inocente de amar, la amistad.
Syd, Nick, Roger y Richard eran cuatro jóvenes británicos que al igual que otros muchos quemaban los días de la década de los sesenta compaginando sus estudios universitarios con su verdadera pasión, la música rock. Embriagados por las luces de la poderosa escena musical londinense de la época, fueron haciéndose un hueco en la escena underground de la capital británica hasta el punto de firmar con discográficas y empezar a producir sus propios álbumes bajo el nombre de Pink Floyd, en homenaje a Pink Anderson y Floyd Council, dos compositores de blues de Georgia de los cuales Syd Barret era un ferviente admirador. De este modo la agrupación empezó a grabar sus primeros trabajos influenciados por la música rock, el rythm blues y especialmente por la música psicodélica propuesta por The Beatles en su álbum Revolver, consiguiendo un reconocimiento prácticamente inmediato por parte del público el cual percibía a través de la música la gran sintonía entre los integrantes de la banda, aunque tristemente, no todo lo que reluce es oro. Syd Barret, compositor de la mayoría de temas, cayó en una profunda adicción al consumo de opiáceos, lo cual sumado a los trastornos mentales provocados por la mala gestión de su éxito acabaron provocando que a finales de los sesenta tuviese que abandonar la banda sustituyéndole su amigo David Gilmour. Tras esta triste circunstancia, Pink Floyd continuó su producción con álbumes como Meddle con el que inició una proyección internacional que acabaría de consolidar con su archiconocido The Dark Side of The Moon, álbum con el que pasarían a la posteridad como uno de los grandes grupos dentro de la historia del rock.
No obstante, a pesar del incontestable éxito y del innegable talento detrás de cada composición, la satisfacción no era plena. Syd no estaba, y la amistad, ese difuso estado del amor, se desvanecía. Su ausencia pesaba como una losa en sus otrora compañeros y amigos quienes llevaban un largo tiempo sin tener noticias de él. Sin embargo, todo cambiaría un fatídico día en el que durante una sesión de grabación en estudio Syd irrumpió con una apariencia que acabó por destrozar la moral del resto de la banda. Su característica melena era ahora una cabeza afeitada al igual que lo estaban sus cejas y su esbelta figura se había ocultado entre los kilos que la medicación le había hecho coger, en definitiva, no quedaba nada del viejo Syd ni por dentro, ni por fuera. El tremendo impacto que produjo en la banda provocó que en 1975 lanzaran el álbum Wish You Were Here a modo de “réquiem” por quien un día había sido uno de ellos, y por quien siempre lo será. El disco incluye una canción homónima en la que las voces de Gilmour y Waters se conjugan lanzándole versos a Barret donde expresan todo su deseo de seguir poder contando con él. También en Shine on You Crazy Diamond (título que contiene las iniciales SYD) se hace palpable este mensaje a través de estrofas como <<You reached for the secret too son, you cried for the moon, shine on, you crazy diamond. Threatened by shadows at night and exposed in the light, shine on, you crazy diamond>>.
El paso de los años siguió trayendo éxitos a la banda hasta que Roger Waters decidió poner punto final a su participación con la misma iniciando una serie de conflictos con sus compañeros que aún perduran en el presente. La llama que 4 adolescentes habían encendido en los sesenta se apagaba al mismo tiempo que su luz se hacía más y más grande en el Olimpo de la música. Todo lo que habían vivido y todo lo que habían sido acabó siendo nada más que otro ladrillo en el muro.
Diego Andrade