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Rock & Metal: Eddie Van Halen

Eddie Van Halen

El pasado martes día seis el cielo amanecía de un tono algo más gris para todos los que amamos la música rock, Eddie Van Halen, co-fundador junto a su hermano Alex de la mítica banda Van Halen, nos dejaba a los 65 años de edad víctima de un cáncer de garganta contra el que llevaba ya unos años luchando. Con su marcha, no solo nos quedábamos sin una de las mejores guitarras originarias del viejo continente, sino que también se nos arrebata uno de los mayores exponentes de lo que antaño se entendía por estrella del rock. Sexo, alcohol, dinero y drogas, todos en grandes cantidades y todos sin límite alguno, ese sería el perfecto preludio para iniciar el relato de lo que la figura de Eddie supuso para los anales de la historia del rock. No obstante, su prematura partida también muestra la otra faceta de este estilo de vida, el ying y el yang, los viejos rockeros sí que mueren, su leyenda, nunca.


Al igual que muchos de los jóvenes músicos que iniciaron sus carreras entre las décadas de los setenta y ochenta, Eddie Van Halen pudo disfrutar de primera mano de las obras de grandes guitarristas que a la postre acabarían siendo sus mayores influencias, como Jimmy Page, con quien ha sido comparado en numerosas ocasiones. O Eric Clapton, quien siendo aún integrante de Cream se presentó como el mayor referente del joven Eddie. Sin embargo, no se puede atribuir a estas leyendas el idilio de Van Halen con la música dado que este corría por sus venas desde su nacimiento, pues, su padre, Jan Van Halen, era un reputado intérprete de viento y piano, y su hermano Álex, que acabaría siendo su compañero de banda, un prometedor batería en ciernes. Por tanto no era osado apostar a que el más joven de los Van Halen acabaría ligado al ámbito musical, lo que seguramente nadie esperase es que acabaría siendo considerado como el octavo mejor guitarrista de todos los tiempos para la prestigiosa revista Rolling Stone.


No sería hasta 1972 cuando los imberbes hermanos decidieran fundar la banda Van Halen, llamada inicialmente Mammoth, junto al bajista Mark Stone y el vocalista David Lee Roth. Juntos cosecharon un notable éxito inicial que les llevaría solamente cinco años más tarde a firmar su primer gran contrato con la discográfica Warner Bros Records, quien puso sobre la mesa de la agrupación la posibilidad de firmar un vínculo que a la larga sería muy productivo para ambas partes. Juntos lanzarían en 1978 su álbum homónimo con el que se consolidarían definitivamente como uno de los grandes grupos del momento gracias a temas como Eruption, que incluye el considerado por muchos como mejor solo de la historia. No obstante, sería un lustro más tarde cuando Van Halen alcanzó su cénit con el lanzamiento de su sexto álbum de estudio, 1984, que incluía Jump, el sencillo con el que la banda lograría un gran reconocimiento a nivel global e incluso nominaciones para premios del calibre de los Emmy.

A decir verdad, el legado de Eddie Van Halen va mucho más allá de su papel con la banda, pues también ha colaborado a lo largo de su carrera con numerosos artistas de fama mundial como Michael Jackson, para quien grabó el solo de Beat It. Grabó también piezas para otras eminencias del rock como el ex guitarrista de Queen Bryan May o para el grupo británico Black Sabbath. También tuvo un papel muy destacado como intérprete de bandas sonoras para algunos filmes de éxito como The Wild Life, Twister o La leyenda del pianista en el océano, para la cual colaboró con el fundador y ex bajista de Pink Floyd, Roger Waters.


En resumen, la vida de Eddie aglutina a la perfección un ideal, una forma de afrontar la vida con el rock en las venas. Él decidió tomar ese camino y vivir al lado de la Fender y la botella de whiskey, consecuente con que lo terrenal es efímero, pero el legado eterno. Somos muchos, y cada vez serán más los que recuerden con cierto hastío los tiempos en los que las distorsiones de las guitarras eléctricas marcaban el preludio de algo grande; los escenarios, las giras, los amplificadores, las masas agitadas sedientas de rock, en definitiva, todo un rito casi sacramental que desde el pasado martes pierde uno de sus grandes valores. Se va Eddie, se queda su leyenda.

Diego D. Andrade


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