Grandes novelas han sido fuente de inspiración para el mundo del celuloide. Cuando se trata de sagas o libros con millones de seguidores, la presión recae sobre las espaldas de director y guionista para que el producto resulte satisfactorio para todos, lectores o no, un equilibrio a menudo complicado. Es evidente que lo literario no funciona del mismo modo en muchos aspectos y eso puede complicar mucho las cosas. Los fiascos han hecho historia, pero cuando una película o serie es mejor que el libro en el que se basa, la sorpresa es generalizada. Aquí os dejo algunos ejemplos muy curiosos.
American psycho
Bret Easton Ellis publicó en 1991 la historia de Patrick Bateman, un yuppie de Manhattan que sacia sus peores instintos del modo más sanguinario. Ellis se pone en la piel del asesino y nos ofrece un relato obsesivo, asfixiante y tan metódico como su protagonista. El materialismo, la obsesión por las apariencias y la falta de alma en una sociedad elitista son puestos en el punto de mira. Mary Harron fue la encargada de escribir y dirigir su adaptación al cine.
El libro utiliza el punto de vista de Bateman, por lo que era importante captar la demencia con la que ve el mundo mientras este sigue girando a su alrededor. No es lo mismo meternos en su cabeza desde una narración que invade nuestras mentes que con una cámara siguiéndole. Se pierde intimidad con el personaje en el camino. Harron consigue provocar la misma sensación. No solo eso, es capaz de darnos un final tan complejo como el original, pero más sencillo de interpretar. Además, nos ahorramos monólogos que solo sirven para mostrar una y otra vez el carácter obsesivo de Patrick. Y, hablando de Patrick Bateman, el gran broche de oro de esta adaptación es su actor, Christian Bale, que nos regala una interpretación brillante.
Forrest Gump
Es una de esas películas simplemente magníficas. Tiene todos los ingredientes necesarios para formar parte de las grandes de los últimos tiempos. Tom Hanks está sencillamente perfecto, la dirección por parte de Robert Zemeckis es impecable, unos efectos especiales muy resultones aún hoy, una fotografía limpia y una banda sonora maravillosa para envuelverlo todo.
¿Por qué es mejor que el libro? Para empezar, es obvio que Zemeckis le dio más protagonismo al escenario de fondo de la trama: la historia de Estados Unidos. Consigue equilibrarlo con la narración de la vida de Forrest con mejor resultado. No nos chirría que Gump forme parte de muchos de los eventos importantes de la historia de su país para que nos sirva como narrador de la misma, un poco al estilo de la familia Alcántara. Añadimos que el libro es una sucesión de aventuras casi independientes entre ellas y que, además, algunas resultan surrealistas hasta lo ridículo. La conclusión es que el guionista Eric Roth supo esquivar las debilidades y potenciar los puntos fuertes del libro de Winston Groom, consiguiendo una película considerada indispensable.
Amanecer parte II
Sí, sabemos que ni una ni otra son joyas literarias o cinematográficas. Pero nos traen una lección sobre cine, un golpe maestro. Hay que reconocer que este es uno de los ejemplos más notorios en los que el público lector iba a ser muy exigente. Era esencial, entre otras cosas, acertar con el reparto. Mejores o peores intérpretes, Stewart y Pattinson, junto a todos los secundarios, contentaron a los fans. En general, la acción en las escenas de lucha sobrenatural, la carga emocional y el respeto por la esencia de los personajes contenta a todos. Hay que añadir que su autora, Stephanie Meyer, facilitó bastante el trabajo con diálogos y escenas de estructura bastante cinematográfica.
Y llega el final de la saga, dividida en dos films (discutible si era necesario): Amanecer. Aquí es donde su guionista, Melissa Rosenberg, hace un cambio brillante. Cubre a la perfección las necesidades que un producto visual pedía a gritos. Y todo sin cambiar la trama original ni un ápice. Sí, estoy hablando de la batalla. Vampiros y hombres lobo, decenas de ellos… ¿y no hay batalla final? Nunca comprenderemos esta decisión de la autora, pero sin duda agradecemos haberla disfrutado en la gran pantalla. Nos guste esta saga o no, es una secuencia muy lograda y entretenida. El modo en el que el guion se excusa para satisfacer nuestra sed de guerra es tan sencillo como inteligente. Y así es como la película superó al libro.
Orange is the new black
En realidad, comparado con la serie, en el libro no pasa prácticamente nada. Su autora, la verdadera Piper, nos narra el tiempo que pasa en una cárcel de mujeres. Nos presenta a sus compañeras, que la tratan bien por norma general. Es una novela testimonio, y la vida no siempre tiene presentación, nudo y desenlace. No requiere un desencadenante, un conflicto. Simplemente, los días pasan… y en una prisión, más. La crítica al sistema y el día a día en una prisión real está igualmente presente, aunque mucho más en segundo plano.
¿Por qué es mejor la serie? Para empezar, mejora los puntos débiles de la novela. Además, las compañeras de Piper son tan carismáticas que van tomando más protagonismo, en algunas ocasiones más que ella, con la que no todos empatizan. El guion de Orange is the new black durante sus primeras cuatro temporadas es brillante. Construido de un modo gradual, todos los sucesos se encadenan entre ellos y culminan en una consecuencia final muy potente a la que, sin darnos cuenta, nos estaban dirigiendo desde el principio. Un producto maravilloso, con interpretaciones memorables y personajes que dejaron huella.
Entrevista con el vampiro
Neil Jordan, su director, es la clave del éxito de esta adaptación. Supo captar el aura sensual, gótica y nostálgica de la novela de Anne Rice. Sabe suprimir o variar lo que no funcionaría en un film de un modo elegante y respetuoso. Aunque la propia Rice firma el guion, es por todos sabido que pasó un centrifugado en manos de Jordan. Hubo algunas decisiones polémicas en el reparto. Todos sabemos que la autora tuvo que retractarse de sus palabras sobre Tom Cruise y los lectores aún debaten sobre Antonio Banderas. La película es un espectáculo visual con unas interpretaciones intensas que dejó ensimismados a fanáticos de la saga de novelas Crónicas vampíricas y su protagonista, Lestat. Y eso es todo un logro.
¿Por qué es mejor que el libro? Las sutiles modificaciones que Neil Jordan realizó hacen que la narración sea mucho más rítmica que los libros, a veces espesos y tropezados en su ritmo narrativo. Nos ahorra minutos de metraje innecesarios y nos atrapa a cada segundo. Entrevista con el vampiro capta a la perfección la esencia de la novela y superó las expectativas de aquellos lectores que hoy la idolatran.
Jumanji
Jumanji es una historia necesariamente visual, debemos partir de esa base. De hecho, se trata de un libro infantil ilustrado. Va directo al grano y no profundiza en exceso en los personajes. Su autor, Chris Van Allsburg, narra la aventura de dos hermanos, también Judy y Peter, cuando encuentran en un parque el juego. Allsburg narra la caótica partida, tras la cual Jumanji pasa a manos de otros niños. Fin.
Para su adaptación al cine era una premisa estupenda pero muy simple. El guion de Jumanji arropa con ternura el cuento infantil y lo rodea con un trasfondo mucho más profundo y toques más adultos. No solo nos añaden un poquito de la trayectoria de Jumanji antes de llegar a manos de Peter y Judy, hay mucho más allá. Construyen para ambos hermanos una trama familiar, algo que superar y algo que aprender gracias a Jumanji. Además, se regodea mucho más en los estragos que la jungla desatada provoca. Y… ¡imposible no mencionarle! Sí, el personaje de Robin Williams no existe en el libro, ¿necesitamos más motivos?
El retorno del rey
Una de las sagas literarias más aclamadas merecía una adaptación a la altura. La complicación era evidente: el mundo creado por Tolkien era estanco, sin fisuras, un worldbuilding de lo más completo. No hay margen de maniobra, varias generaciones ya lo habían imaginado partiendo de las detalladas descripciones del autor. Aún hoy, algunos siguen reclamando la presencia del dichoso Tom Bombadil o al sufrido Sam al rescate de Frodo con el anillo puesto. Además, pese a las casi doce horas de metraje, era imposible profundizar tanto como en los libros, por lo que personajes como Faramir quedan algo descafeinados. Daños colaterales.
Peter Jackson es perfectamente consciente de qué está manejando y qué riesgos asume con ello. Y no desconoce la enorme la que fue su mejor baza: el espectáculo visual que la Tierra Media podía ser. Solo por eso, este género gana mucho en cine. Pero… ¿por qué El retorno del rey es mejor que su novela? Por la construcción. Mientras Jackson nos muestra una cronología lineal, el bueno de Tolkien decidió dividir esta novela, en un mismo tomo, en dos partes. Una mitad se centra en la guerra en sí, ya sabéis: nos preparamos para la batalla y demás linduras. La segunda mitad del libro será para Frodo y Sam. Si ya se hacía algo pesado, imaginad si no nos lo van alternando con unas buenas escenas de lucha, algún que otro romance… en fin, un poquito de pimienta. Gracias, Peter Jackson.
Seguro que conoces más ejemplos en los que te sorprendió gratamente la adaptación de una novela. ¡Hay muchos más! Y es que, cuando la magia de la literatura y la del cine saben fusionarse, es una maravilla. Pero, cuando una adaptación supera aquella novela que tanto te gustó… nunca lo olvidas.
Elia Ríos