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Curiosidades musicales: Pedales y efectos para guitarra

Siempre ha existido un gran debate sobre qué tipo de efecto es mejor: si un pedal para guitarra analógico o uno digital. La respuesta es sencilla: los dos; y me explico… parece ser que muchos guitarristas prefieren el sistema analógico al digital, ya que piensan que así los sonidos son más “puros”; al igual que muchos piensan que el antiguo vinilo es superior al CD, porque el CD no transmite ciertas frecuencias sonoras; del mismo modo, los amplificadores de válvulas siempre han sido preferidos a los de transistores, por motivos similares.

Intentaré desde aquí desmontar algunos mitos sobre estos temas, aunque otras personas opinen diferente a como yo lo hago ¡faltaría más! Para ello hablaré desde mi experiencia personal, que es la que mejor conozco.

Bueno, no voy a hablar de amplificadores ni de discos, pero sí lo haré de “efectos para guitarra”. Para mí hay cinco efectos principales (o quizá seis, aunque el sexto no es un efecto propiamente dicho). A saber: 1) Compresor, 2) distorsionador/overdrive, 3) moduladores (chorus, flanger…), 4) delay/eco y 5) pedal de volumen/expresión. Todo ello aderezado con un sexto efecto, que sería la “puerta de ruidos”.

En mi experiencia personal, yo, hoy por hoy… y para tocar en directo, prefiero los sistemas digitales, tal como esta pedalera de efectos que se ve en la fotografía y que es la que uso en la actualidad. Trabajo le costó convencerme, hace ya años, a un amigo guitarrista de que dejase de lado los pedales analógicos (por poco prácticos y que me pasase a la era digital). Lo hice y me compré un procesador de efectos de la marca Roland, llamado GP-8 y que, como su nombre indica se basaba en ocho efectos o sonidos primarios; a saber: ecualizador, compresor, overdrive, distorsionador, delay, phaser, chorus y efecto de volumen. Recuerdo que estaba feliz con aquel aparato (bastante caro para la época), ya que me evitaba el tener que estar continuamente agachándome para ajustar los parámetros de los distintos efectos, según la canción que correspondiese, además de los ruidos que generaban los pedales de distorsión analógicos, y otros que yo poseía en aquel momento… por no hablar del lío de cables que constantemente, a poco que te movieras, se te enredaban en los pies.

La pedalera BOSS ME-70 es la que yo uso en la actualidad; es relativamente barata, ya que no alcanza los 300 euros, es digital y a mí me hace un servicio inigualable. Por supuesto tiene los cinco efectos que para mí son imprescindibles, como ya he dicho más arriba, además del sexto efecto ya descrito: la llamada “Puerta de ruidos”… y paso a explicar:

Un compresor es un efecto (tuve en el pasado uno analógico) que nivela, por así decirlo los niveles de volumen a la hora de “atacar” las cuerdas. Reduce el “ataque” de la púa, haciendo que los sonidos sean más uniformes. Para que se entienda mejor me referiré al ejemplo de un amigo, que tenía una orquesta en la que él tocaba y también era técnico de sonido (eran otros tiempos en los que uno tenía que hacer un poco de todo). Pues este técnico le metía un compresor al pedal del bombo. Cuando le pregunté por qué hacía aquello (algo que a mí me parecía absurdo) me contó que al ecualizar el sonido, el batería probaba el bombo y el resto de la batería con una intensidad concreta, con un volumen o forma de golpeo determinado… pero después a la hora de tocar, si una canción le gustaba mucho (por marchosa) atacaba el pedal del bombo con auténtica fiereza, descompensándole al técnico la sonorización trabajada en las pruebas. Si por el contrario, la canción que tocaba era poco elegante para él (recuerdo que me puso el ejemplo de una muiñeira) pues tocaba el bombo tan suave que apenas se le oía. Todo ello hecho sin mala intención, por supuesto de forma inconsciente, por el citado baterista. ¿Solución? ¡Pedal compresor entre el micrófono del bombo y la mesa de mezclas! Así, cuando golpeaba con exceso de potencia, el compresor rebajaba el volumen. Asimismo, cuando tocaba con defecto de potencia, el compresor le aumentaba el volumen, nivelando así los sonidos. Sirva este ejemplo para ilustrar de algún modo el efecto de dicho “Efecto”. También se puede usar para el micro de voz de las personas que canten, para evitar golpes de sonido.

En segundo lugar estarían los distorsionadores y overdrives, cuyo efecto es el de distorsionar las notas que se emiten. La pedalera Roland, antes nombrada, tenía estos dos efectos (además de otros) como base. Recuerdo que el número tres era la distorsión y el número cuatro era el overdrive. No sabría yo decir qué diferencia había entre uno y otro, ya que la labor de ambos es la de distorsionar la nota hasta hacerla rasgada. Después de probar con ambos efectos un rato, llegué a la conclusión de que el overdrive era más “agresivo”, más “compacto”, mientras que la distorsión era como más “profunda”, más “sucia”. Recuerdo (hablo de los años noventa, y muchas cosas han podido cambiar desde entonces) que para hacer acordes con solemnidad y ataque, los sonidos basados en overdrive eran más idóneos, mientras que para hacer rifts con cierto sustain era preferible la distorsión. No obstante esto es subjetivo y todo depende del tipo de sonido que quieras conseguir. Digamos que el overdrive iría mejor para el blues y el rock, y la distorsión para metal y hard rock. Repito, hablando siempre desde la subjetividad. Cada uno es libre de manejar a su gusto.

Además de estos efectos-base, existen otros como los que hacen modulación y delay, pero de estos hablaré en otro momento, ya que no quiero hacer demasiado extensa la publicación. En principio los efectos quedan de tres maneras posibles:

1. Pedales analógicos por suelto.

2. Pedales analógicos en rack o pedalera.

3. Pedalera digital.

La número uno yo la descarto por ser un tanto “chapuza”… un pedal que se conecta a otro y a otro y a otro, moviéndose en función del arrastre del cable de la guitarra. No es recomendable de ningún modo.

La número dos es una especie de ordenamiento de la uno y esta, sí; esta ya es recomendable. Es una especie de pedalera metida en un cajón o rack como se ve en la foto, y todos los pedales suelen ser analógicos. Se compran poco a poco (o todos juntos) hasta confeccionar una pedalera al gusto del consumidor. Ya digo, para los puristas de efectos analógicos esta es la única opción recomendada y…

La número tres es la que yo más recomiendo. Si a la hora de hacer un directo quieres evitarte problemas, pérdidas de tiempo y el andar agachándote, esta opción es la mejor sin lugar a dudas. No obstante, la mayoría de guitarristas no la aceptan bien. Parece claro que los músicos somos una rara especie que aceptamos mal la evolución de los aparatos que usamos.

Imaginemos que a una canción determinada le queremos poner un efecto concreto de flanger, una distorsión más aguda que la que tenemos puesta, una compresión con poco ataque y un eco o delay muy exagerado, porque así lo requiere la canción. Pues en un directo, deberé agacharme para modificar todos estos parámetros, a instancias de la canción. Con la pedalera digital puedo traer este efecto (compuesto por varios de estos que acabo de decir) programado de casa, y cuando llegue la canción correspondiente solo tengo que pulsar un botón.

Puedo poner el ejemplo de un tema de Gary Moore (Parisienne walkways) en el que necesito una distorsión clara y limpia “muy presente”; necesitaré también una distorsión con sustain que esté más lejana que la anterior, para que cierta nota (Mi) que se sostiene un rato, pues eso… se sujete. Con la distorsión primera no se sostiene, ya que la puerta de ruidos, tal como la tengo ecualizada para este primer sonido, hace que sea un sonido muy limpio y puro, pero poco duradero.

Para el segundo sonido la puerta de ruidos apenas estará presente (muy poco) para que la note dure bastante y las pastillas puedan estar retroalimentadas. Además se necesita un tercer sonido limpio, de ligero compresor y chorus, para la parte cantada. Bien, pues estos tres efectos yo los tengo programados en un banco de memoria. ¿Que llega el turno de la canción…?

…Pues se conecta el banco 1 (en mi caso) y según va transcurriendo la canción cambio estos tres efectos con el pie, sin necesidad de agacharme ni de preocuparme. Como además tengo un cuarto efecto libre, queda en reserva para que así este banco de sonidos pueda ser usado para varias canciones.

Además existen pedales de modulación como el flanger, delay, phaser, chorus… pero esta ya es otra historia.

¡Hasta pronto!

J. Luis Nieves


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