Con la resaca de los premios y las ilusiones cumplidas se recoge la alfombra que todos aquellos que sienten amor por el cine sueñan con pisar algún día.
Los galardones más prestigiosos del mundo del celuloide suelen dejar un rastro de polémica que sólo tienen aquellos eventos vistos bajo la lupa y el escrutinio del máximo interés mundial. Nunca llueve a gusto de todos, pero siempre queda algo que contar. Este ha sido el año en el que los estilismos masculinos han levantado más polémica que los femeninos, un año marcado por la diversidad en los premiados y también por la ausencia de presentador, pero no faltará quien recuerde la gala por el tortazo que el pobre Rami Malek se dio al caer del escenario al acabar el evento. Cosas de internet.
Pero lo primero es lo primero, Green Book se lleva la estatuilla a la mejor película. Para muchos una cinta complaciente, para otros una obra maestra. Algunos esgrimen que debió ser Roma la que ganase pero, como he dicho, nunca llueve a gusto de todos. Bien es verdad que títulos como Roma o Vice eran propuestas mucho más originales y arriesgadas.
La mejor dirección sí se la llevó Alfonso Cuarón, el director de Roma, una cinta que habría de conseguir dos estatuillas más, véase: mejor fotografía y mejor película de habla extranjera. Ahí es nada y al mismo tiempo, para muchos, poco.
Ha caído más repartido entre los actores y actrices. Rami Malek se alzaba con la estatuilla al mejor actor con su interpretación del legendario Freddie Mercury en Bohemiam Rapshody. El premio a mejor actriz se lo embolsaría Olivia Colman por su papel en La favorita, otra de las nominadas a mejor película que sucumbió a Green Book. Los secundarios galardonados serían Mahershala Ali y Regina King respectivamente. Ali, lógicamente, por Green Book y King por su papel en El Blues de Beale Street.
En lo que se refiere a guiones, fue Green Book la que se haría con el galardón a mejor guión original. Hay que matizar que uno de los que comparten el premio aquí es el propio hijo del protagonista, Anthony Vallelonga. El premio a mejor guíon adaptado reconocería la labor realizada en Infiltrado en el KKKlan para regocijo, entre otros, de Spike Lee.
Pasamos a los olvidados, aquellos premios que merecen tanto eco como los demás, pero que a menudo no lo tienen. Free Solo, de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi sería el mejor documental según el criterio de la academia. Por su parte, la mejor película de animación recaería en Spider-man: un nuevo universo, de Bob Persichetti. Tampoco nos olvidamos del mejor cortometraje de ficción, mejor cortometraje animado ni el mejor corto documental, que serían respectivamente: Skin, de Guy Nattiv; Bao, de Domee Shi; y Period. End of Sentence, de Rayka Zehtabchi.
En el plano técnico son dos películas las que se llevan la mayoría de los galardones. Bohemian Rapshody se alzó con mejor montaje, mejor montaje de sonido y mejor mezcla de sonido, que sí, son tres cosas distintas. Black Panther, por su parte, se llevaría el oscar a mejor diseño de producción, mejor vestuario y mejor banda sonora. Ha nacido una estrella sería la galardonada con el premio a mejor canción, una buena noche para Gaga. Mejor maquillaje y peluquería iría a parar al equipo Vice y mejores efectos especiales sería para la impresionante First Man.
Y hasta aquí la noche mágica del cine, un año más con sus sorpresas y sus esperados. Una edición que destaca por la diversidad de los galardonados y la ausencia de polémicas reivindicativas, una noche donde el protagonista es quien debe ser, el cine.
Alfonso Rois