Stevie Wonder, de nombre completo Stevland Hardaway Morris, es por derecho propio todo un icono de la música del siglo XX. Cantautor, multiinstrumentista, productor y activista político desde los sesenta que comenzó su actividad musical hasta la actualidad. El Soul, R&B, Funk o el Pop son algunos de los palos que ha ido tocando una carrera musical que acumula nada más y nada menos que 25 premios grammy y 33 discos de estudio. Y de todos estos álbumes, que incluyen cientos de canciones, hoy hemos decidido centrarnos en una muy especial: Superstition.
Superstition fue la punta de lanza de su álbum Talking Book, ni que decir tiene que gozó de un éxito arrollador. Fue número uno en las listas de Estados Unidos y se llevó el grammy a mejor canción y a mejor vocal masculina. Ahora bien, la razón por la que hemos escogido esta canción es por la historia que rodea su concepción, que es de lo más interesante.
Antes de entrar en materia, tenemos que presentar a uno de los actores vitales en este relato: Jeff Beck. Para quien no lo conozca, fue uno de los guitarristas de Yardbirds, en compañía de otros ilustres como Eric Clapton y Jimmy Page. Resulta que, como tantos otros artistas de renombre, Beck era un admirador confeso de la música del estadounidense. A pesar de que Wonder era ya por entonces bien capaz de tocar todos los instrumentos de sus canciones por sí mismo, en lo que a las guitarras se refiere, prefiere contar con músicos de sesión. Más aún con guitarristas de máximo prestigio como el exintegrante de Yardbirds. Gracias a esta confluencia de factores, en seguida ambos músicos llegaron a un acuerdo: Jeff participaría en las sesiones del álbum y a cambio Stevie le escribiría una canción.
En uno de los descansos de las sesiones de grabación, Jeff empezó a tocar la batería sin más intención que relajarse un poco. Wonder, que debió encontrar el ritmo inspirador, se sentó al teclado y le dijo que siguiera tocando. Allí mismo improvisó buena parte de Superstition. Para honrar su pacto inicial, acordaron que Jeff publicaría su versión de la canción primero. Beck incluiría el tema en el disco debut de su recién formada banda Beck, Bogert & Appice. Por desgracia para ellos, el disco se retrasó. Al mismo tiempo, la visión de Berry Gordy, CEO de Motown, hizo ver a Stevie que el tema tenía un gran potencial para aumentar poderosamente las ventas de Talking Book. De modo que, de ser una canción que explotaría de forma inicial la recién inaugurada banda de Jeff Beck, Superstition pasó a convertirse en el sencillo principal del álbum del cantautor estadounidense. El guitarrista tuvo que conformarse con explotar el tema unos meses después, y dado el éxito que cosechó Wonder, tuvo que sentarle como una patada en el trasero.
Beck habló en más detalle de como se fraguó la canción en el libro de Annette Carson Jeff Beck: Crazy Fingers. Lo que había empezado con un pesadumbroso “Ah, c’mon, Stevie, I can’t play the drums” terminaría con el propio guitarrista pensando para sí, a sabiendas de que Superstition sería su canción por el trabajo realizado en Talking Book, “He’s given me the riff of the century”. Como es normal, el incidente generó tensiones entre los músicos durante un tiempo. Aunque tampoco tardaron mucho en volver a colaborar, puesto que ya en 1975 Beck incluyó dos composiciones de Wonder en su disco en solitario Blow by Blow.
Es curioso que una canción que precisamente habla de lo negativas que son las supersticiones, terminase siendo, por mala suerte, una especie de coitus interruptus en la carrera de Jeff Beck. Por fortuna, siempre nos quedará verlos a ambos interpretando el tema juntos en el 25º aniversario del Rock and Roll Hall of fame.
Alfonso Rois