¿Has oído hablar alguna vez sobre el MIDI? Si has tenido contacto con el mundo de la producción musical es muy probable que sí, pero mucha gente (entre ellos músicos profesionales) no tiene muy claro lo que es realmente. En este artículo descubrirás lo fundamental que debes saber sobre el MIDI.
En los años ‘70s la industria musical sufrió una revolución debido a la comercialización y popularización de un instrumento completamente nuevo: el sintetizador. El sintetizador es un instrumento que basa su funcionamiento en circuitos electrónicos que generan señales fácilmente manipulables, las cuales permiten diseñar una paleta de sonidos novedosa y de carácter casi infinito.
Existen multitud de tipos de sintetizador pero típicamente es habitual encontrar, por una parte, un aparato que es el encargado de producir el sonido y, por otra, un teclado para poder utilizarlo. El teclado envía una determinada señal de voltaje que el sintetizador interpreta como una nota u otra. Sin embargo, cada fabricante asociaba un voltaje distinto a cada nota, por lo que no era posible controlar sintetizadores de marcas distintas con un mismo teclado y, de este modo, surge la necesidad de acordar una estandarización entre las marcas. Y es aquí cuando nace el MIDI.
MIDI son las siglas de Musical Instrument Digital Interface y es un protocolo de transmisión de datos. ¿Qué quiere decir eso? Es una forma consensuada entre diversos fabricantes y países de codificar, transmitir y recibir información de carácter musical. Principalmente su funcionamiento se basa en mensajes de 8 bits que pueden dar información sobre qué nota se ha tocado, con qué intensidad o incluso si se estaba realizando un vibrato.
Si solo tuvieras que recordar una cosa sobre el MIDI es que el MIDI no suena. Volveré a repetirlo: el MIDI NO suena. Y una última vez por si acaso: ¡EL MIDI NO SUENA!
Hay muchos músicos que han oído hablar alguna vez sobre el MIDI y lo asocian con un sonido de sintetizador cutre. Esto es erróneo ya que, para empezar, el MIDI es como una especie de partitura que tan sólo da información sobre qué notas hay que tocar y de qué manera, pero no tiene vinculado un sonido final. Esta asociación errónea se debe a que todos los programas de edición de partituras internamente escriben MIDI y, si se quiere reproducir lo que hay escrito, el programa utilizará sonidos muy simplones que tan sólo sirven para hacerse una idea de cómo suena. Por tanto, si ese mismo MIDI fuese reproducido por sintetizadores o samplers más realistas, el resultado auditivo sería radicalmente distinto.
Por último, cabe destacar que el MIDI no sólo se utiliza para escribir música. Además de tener aplicación en superficies de control (que sirven para manejar los programas de grabación de audio) o en otros dispositivos que pueden pertenecer a un estudio de grabación, el MIDI puede ser utilizado para controlar luces o vídeo. Con un poco de ingenio hasta se podría controlar el sistema domótico de un hogar, controlar un espectáculo de fuegos artificiales o, incluso, enviar un cohete al espacio utilizando MIDI. Tan sólo sería necesario utilizar los cambios de programa adecuadamente y vincularlos a una función en concreto.
Manu Duro