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Oro de videoclub: Robocop

Paul Verhoeven hizo su agosto en los 80, y es la década por la que más se le recuerda. Si bien su estrella se volvió difusa con Show Girls hoy mucha gente reivindica esa película como una obra de culto. Por mi parte, el culto se lo aplicaba a Gina Gherson, pero bueno… ¿Que llevó al director holandés a rodar semejante película? La leyenda dice que fue su venganza personal por no haberle dejado meter tanto sexo y violencia como quiso en una de sus obras anteriores. ¿Y cuál es esta?

ROBOCOP

El agente de policía Alex J. Murphy es un novato atlético y honesto en una Detroit en declive. Es un padrazo que imita a los superpolis de ficción a los que su hijo admira. Su compañera, Lewis, lo ve con una cierta ternura pero desde el cinismo. Murphy es un policía valiente y no duda en dar caza a una de las bandas más violentas de la ciudad: Aquella liderada por el sádico Clarence Boddicker. Estos finalmente le tienden una emboscada y haciendo gala de una crueldad extrema, literalmente lo llenan de plomo antes de rematarlo de un certero disparo en la cabeza.

Murphy ha muerto… ¿O no?

Señores, esta película tan despreciada en su época por su alarde de violencia, casquería y lujuria, con ejecutivos esnifando en las tetas de prostitutas, alcaldes corruptos haciendo campaña pero vendiéndose al mejor postor y un newsfeed delirante con un continente americano arrasado por guerras, es claramente el mejor retrato de la era Reagan. Es la América de las Reaganomics pasada de estimulantes, con una aguja colgando de un brazo, un rifle de asalto en el otro y una erección de caballo. Verhoeven parodia el país que le acoje interrumpiendo la película con escenas publicitarias delirantes, en los que venden crema solar de factor 5000 para poder volver a tomar el sol en California aún con el agujero en la capa de ozono (aviso: El contacto de este producto con la piel puede causar cáncer de piel). Anunciaban un antirrobo para coches que retenía al ladrón con el cinturón de seguridad y lo electrocutaba hasta ya no la muerte, si no el churrasco pasado a nivel “te has pasado con el vermú, Manolo, y te has quedado dormido con la parrilla encendida”. La guerra nuclear es un nuevo juego de mesa familiar y los corazones artificiales se venden en la teletienda. Venden coches enormes llamados 6000 SUX (con una tipografía que parece que ponga Good Sux, buena mamada) y el slogan “Bigger is better”.

Es simplemente puto genial. Todo ello, mientras un nuevo policía aparece. ¡Acorazado! ¡Imparable! ¡Amable con los niños! Pero, ¿de donde ha salido?

La cinta, según Verhoeven, era una mierda. Murphy es revivido y convertido en un ciborg con armadura para detener a criminales, con un pistolón que disparaba ráfagas de balas que trituraban muñecos y gente, que entraba en guaridas de facinerosos como la peste negra por Europa… Y que recuerda. Recuerda que no es una máquina, que ha sido construido sobre el cuerpo comatoso de un hombre de familia, y la compañía que lo creó declaró su muerte dejando a su familia abandonada.

Robocop fue un icono para los críos de entonces, hasta el punto de convertirlo en una serie descafeinada y en dibujos animados. Sin embargo, es una de las películas que más merecen un revisionado. Detroit está al borde de la ruína, con un índice de crimen imparable y una policía en huelga por sus impagos. Depende totalmente de la macrocorporación a la que el ayuntamiento ha vendido su alma (y su culo, a base de contraer deuda).

La película muestra a los policías huelguistas como cobardes y vagos, cuando realmente se están jugando la vida sin cobrar ante una oleada de crimen con armas de gran calibre en sus manos. Sin embargo, todos los que verás como “buena gente”, tienen claro que la policía debería “espabilar y hacer su trabajo”.

Veréis también las peleas a muerte por ascender en el pozo de tiburones corporativo, donde ejecutivos sin escrúpulos, pelotas y cabrones tienen claro que no hay golpe demasiado bajo ni jugada demasiado rastrera para ganar el favor del Director General, al que desprecian abiertamente a sus espaldas.

Entre ellos se apuñalaran rastreramente para ser quien logre lanzar el proyecto de seguridad que revolucione la caótica y criminal Detroit. Son como una película dentro de la película principal. De hecho, son los auténticos protagonistas, de los que Alex J. Murphy no es sino otra víctima. Al final es una de las muchas disputas entre dos productos comerciales por ser aquel que la compañía decidirá lanzar.

¿Por qué deberíais volver a Robocop? Porque es una obra inteligente, satírica sin piedad y violenta hasta niveles absurdos. Si eso solo no os lanza a buscar una copia en VHS para disfrutar de ese regusto clásico con las líneas distorsionadas por el tracking, es que no tenéis alma (o sucedáneo).

De hecho, os recomiendo que veáis la nueva (eligieron a Joel Kinnaman porque habla en VO como si hubiese pasado 8 años en coma) y hagáis las comparaciones. El newsfeed. El cambio de la hipercorporación trajeada y formal ochentera por la empresa guay y moderna manzanera de los dos mil…

Pero quedaos sobre todo con la mano de Alex J. Murphy.

Al final tenemos asesinatos, putas, drogas, puñaladas, malversación, corruptelas, enchufismos, prácticamente una guerra civil e índices de beneficios. Capitalismo, Fuck Yeah. O como dijo un experto en el tema…

“Es el mercado, amigo”

Semper fi.

Ukio


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