Desde la llegada de las primeras colonias británicas a suelo norteamericano, la esquina norte del país se ha consolidado desde sus inicios como un vergel progresista en el que diversas manifestaciones de índole tecnológica, política y cultural han ido emergiendo para posteriormente expandirse por nuevos territorios. Factores derivados de los constantes roces culturales que se han producido en las urbes de dicho emplazamiento han provocado que a lo largo de la historia surgieran múltiples corrientes creando alrededor de ellas toda una mitología propia.
La llegada de los años 80 trajo consigo una nueva forma de percibir el mundo, el futuro, lejos de las utopías que Fritz Lang dibujaba en Metrópolis, se veía más próximo que nunca, estaba ahí, agazapado entre luces de neón y sonidos de sintetizadores, y solo había que salir a por él. En Chicago, la ciudad del viento, los nuevos aires soplaban con especial virulencia en una ciudad a la cual Jordan y sus Bulls colocarían a lo largo de la década en los mapas de todo el mundo. No obstante, otra gran revolución se cernía sobre el panorama de la música en Chicago, la otrora meca del jazz agotaba los últimos coletazos del funk en sus clubes de ocio nocturno, y tras él se avecinaba una nueva forma de concebir la música electrónica; el house.
Su nacimiento se debe, como el de muchos otros géneros, a la hibridación de sonidos entre diferentes manifestaciones como el disco, el funk o el techno. DJs como Ron Hardy o Frank Knuckles fueron pioneros de este cambio añadiendo nuevos patrones rítmicos y sintetizadores dando paso de esta manera al amanecer de un género que alcanzaría su confirmación con el tema On and On de Jesse Saunders, lanzado en el año 1984, el cual reunía en su partitura muchos de los rasgos que acabarían por definir esta nueva categoría musical. El éxito de dicha canción derivó en un gran boom del que se beneficiarían los clubes frecuentados por los jóvenes latinos, afroamericanos y homosexuales de Chicago propiciando que la mayoría de los DJs de dichos locales optasen por incluir en su repertorio sonidos de los nuevos sintetizadores con el fin de darle una vuelta de tuerca a la música disco.
El éxito del house muy pronto transcendió las fronteras de Chicago, debido en gran parte a la repercusión de una nueva canción, Move Your Body de Marshall Jefferson, provocando que otras ciudades de la geografía estadounidense como Nueva York o Miami creasen su propia escena a lo largo de la década. Así mismo, también empezaron a surgir diversas ramificaciones como el acid house, el cual tuvo una gran repercusión en el panorama británico poniendo un mayor énfasis en el consumo de drogas durante las sesiones musicales, o el Deep house, que con un gran componente de funk y jazz sigue gozando de un gran éxito en la actualidad de la mano de artistas como Calvin Harris o Marshmello.
Sin embargo, el hecho que terminó por catapultar al estrellato fue su entrada en la música pop, desde finales de la década de los ochenta muchos de los grandes referentes de dicho género como Madonna optaron por incluir al house entre sus composiciones contando para tal propósito con reputados DJs como Deadmau5 o David Guetta. De este modo el género pudo traspasar el océano Atlántico calando profundamente en los diferentes países europeos y creando su propia escena en cada uno de ellos, destacando el eurodance abanderado por agrupaciones como Italobrothers o Eiffel 65. No obstante, el gran representante del house en Europa, con respecto del ya mencionado David Guetta, es el dúo francés Daft Punk, quienes han sabido conducir al género hacia formas más próximas al funk y al disco emulando en cierta medida composiciones de Giorgio Mororder.
¡Así que ya sabéis! ¡A bailar!