Este mismo año, con motivo del vigésimo aniversario de su estreno, muchos cines de España volvieron a proyectar la primera y mejor cinta de la saga de ciencia ficción creada por las hermanas (en aquel entonces hermanos) Wachowski. Obviamente hablamos de Matrix.
Muchos cinéfilos y cineastas confirman que 1999 fue uno de los mejores años del cine. Filmes como El club de la lucha, American Beauty, El sexto sentido, El talento de Mr. Ripley, Eyes wide shut, La milla verde, La amenaza fantasma, Magnolia o El proyecto de la bruja de Blair han convertido el último año del siglo XX en uno de los más destacados de la historia del cine.
Curiosamente, otros dos años que normalmente son catalogados como míticos en el cine son 1939 y 1969, con títulos como Mago de Oz o Cowboy de medianoche respectivamente. El azar o el destino quiere que cada treinta años el cine de un notorio golpe cualitativo. Habrá que esperar diez más para ver si se sigue cumpliendo esta lógica.
Sin embargo, el talento independiente y el arranque del mercado del DVD provocaron hace dos décadas una explosión de creatividad sin precedentes en los grandes estudios cinematográficos. El cine aún era un bien de consumo masivo, y me refiero a ir al cine, no a ver cine. El dinero, la época de bonanza y la apertura de puertas de la industria para el despegue del cine Indie y de las nuevas generaciones de cineastas supusieron un crecimiento exponencial del séptimo arte. No obstante, este movimiento se dio sobre todo en el lado oeste del Atlántico. En Europa no fue tanto así.
Otro factor determinante fue el cambio del mensaje. Con la avenida del nuevo milenio, muchos temas actuales de preocupación social como la tecnología, el consumismo, la soledad, los miedos y las frustraciones se adentraron en el cine con fuerza y se han ido acrecentando durante los años posteriores. De este modo, 1999 fue un año de inflexión.
Lejos de ser azarosa o relativa toda esta información, lo cierto es que Matrix sí supuso un antes y un después en el modo de hacer y ver un determinado tipo de cine. Lo que sus creadores nos mostraron en la gran pantalla jamás se había visto antes y lo que ellos hicieron detrás de las cámaras jamás se había hecho antes. La fábrica de ciencia ficción cinematográfica actual es consecuencia directa en un elevadísimo porcentaje de esta cinta.
Si no todos, un gran porcentaje del público de aquel momento, recuerdan dónde estaba y con quién vio el estreno de Matrix. Nos voló la cabeza, nos hizo replantearnos la realidad, nuestra identidad, el significado de la vida y de la humanidad. Nos puso del revés.
Era la noche de un sábado huraño y resacoso, y yo tenía la insultante edad de 17 años cuando la vi por primera vez, en DVD, con dos amigos. Estábamos en casa de uno de ellos, fumando y bebiendo en honor a la ausencia de padres y adultos, componiendo canciones desastrosas mientras él tocaba la guitarra bajo la atenta mirada de su gato de 12 Kg de peso (sí, doce, un verdadero monstruo con bigotes). Bien entrada la noche, contentos por haber entonado y trenzado la estrofa de una canción pérdida en el purgatorio de la música, bajamos al extinto Videoclub Carmen de (Alcantarilla, Murcia).
Unos cuantos cubatas, un par de paquetes de tabaco y unas pizzas decoraron nuestra decadente noche de cine. Tras algo más de dos horas de película, Tengo que reconocer que no entendimos nada, o casi nada. Como muchos de vosotros, tardamos dos o tres visionados más en descifrar qué era aquello que nos querían contar los Wachowski.
Ese mismo año, Matrix fue reconocida por la Academia con 4 Premios Óscar (Mejor Montaje, Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido y Mejores Efectos Visuales), pero lo más importante de todo no son los premios sino el hecho de haberse convertido en una película de culto y no solo por haber mejorado notablemente el ‘tiempo bala’ (bullet time), técnica que consiste en aparentar que se congela la acción mientras la cámara sigue moviéndose alrededor de la escena.
Matrix fue algo más que un abrumador despliegue técnico y digital, fue un complejísimo entramado narrativo, cuyo diseño es solo posible en la mente de genios. Si bien es cierto, a nivel conceptual no inventaron nada que no hubiesen escrito ya Asimov o incluso visto en otros filmes como Blade Runner o Terminator (el mundo controlado por las máquinas), lo original y rompedor de Matrix fue el modo de plantearlo.
Por surrealista, hipotético o caótico que pareciese, logró hacernos pensar que podía ser real y que podía llegar a pasar más temprano que tarde, causándonos un potente shock mental. Cosa que han logrado producciones actuales como Black Mirror, por ejemplo.
Para desgracia de las hermanas, a muchos espectadores entre los que me incluyo, las dos siguientes entregas, Reload y Revolution resultaron algo decepcionantes, haciendo descender varios escalones a la saga, hasta el punto de perjudicar a la primera. La confusión y la incoherencia se adueñaron de la historia y del público. El oráculo, el arquitecto y el elegido se mezclaron en un terrible galimatías críptico y laberíntico de difícil solución. Tal vez haber dejado una única entrega hubiese sido lo lógico, pero vivimos en un mundo consumista controlado por el mercado y el dinero y una segunda y tercera parte generaban mucho vil metal.
Y ese es un poco el motivo de este artículo. Desde hace unas semanas sabemos que Warner ha confirmado la producción de Matrix 4. En 2020 comenzará el rodaje y se espera que esté lista para una fecha indeterminada de 2021. Ya es oficial la inclusión en el reparto de los dos protagonistas principales de la saga, Neo y Trinity, encarnados nuevamente por Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss respectivamente. El resurgir de Reeves con John Wick 3 hay que aprovecharlo. Vuelve a estar un poco de moda el chico bueno de Hollywood. Por lo demás, todo es aún una inmensa incógnita, y también se conoce si la otra estrella de la saga, Laurence Fishbourne (Morfeo), volverá a unirse a ellos. Seguiremos informando.
En este momento, las visionarias Lana y Lily Wachowski están inmersas de lleno en el guión, con la ayuda de los escritores Aleksandar Hemon y David Mitchell.
Mi pregunta es… ¿Podrán dar respuesta las hermanas Wachowski al ambiguo y abierto panorama que dejaron el arquitecto, el oráculo y el hacedor de llaves al final de Matrix Revolution?
–¿Te volveremos a ver alguna vez?
–Supongo que sí, algún día…
–Siempre lo has sabido, ¿verdad?
–No, pero yo creía en él… Creía en él.
Y el soleado amanecer se desplegó sobre la ciudad…
Victor Mirete