Para algunos siempre ha sido entretenimiento y simple evasión, para otros, la posibilidad de proponer auténticos tratados de corte filosófico, social o científico. Pero para otros muchos, entre los que me encuentro, la ciencia-ficción es todo eso y más. Es decir, un mundo gigantesco, capaz de albergar millones de pensamientos e ideas, decenas de miles de obras y quizá sólo unos pocos centenares de las mismas que podamos considerar obras maestras, todas ellas en conjunto capaces de explorar el amplísimo espectro que contiene al arte, la cultura y el entretenimiento. Y, si bien es cierto que todos los géneros tienen características en común, en comparación con otros, quizá la ciencia-ficción haya tendido más a la clasificación en subgéneros o pequeñas categorías.
A continuación, grandes obras, enormes ejemplos, geniales películas que ilustran varias categorías, algunas más ortodoxas y otras menos, de la ciencia-ficción. Pero, eso sí, con una particularidad. Como si de una colección de los antiguos casetes se tratase, estas 10 categorías de la ciencia-ficción tienen sus caras A y B cada una, con la misión de demostrar que las obras maestras pueden ser, y muchas veces son, enormes y archiconocidas, y otras muchas veces, más pequeñas, más humildes, más rebuscadas o más olvidadas.
Con todos ustedes, 10 (+ 10) grandes películas de la historia de la ciencia-ficción.
Ciencia ficción de Viajes en el Tiempo
Cara A: Regreso Al Futuro
No hay duda. La película sobre viajes en el tiempo se estrenó en 1985, la dirigió Robert Zemeckis, y se llama Regreso Al Futuro.
Marty McFly es un joven norteamericano que, a razón de su amistad con un científico loco llamado Doc Emett Brown, se ve inmiscuido en una rocambolesca contienda: Viaja al año 1955 y allí debe forzar el enamoramiento entre sus padres para no desaparecer de la faz de la tierra.
Una cinta deliciosa, que, además de toda la genial carga nostálgico-ochentera que propaga entre sus fans, cuenta con una precisa y maravillosa combinación de sus elementos más esenciales: la fantástica realización de Zemeckis, y lo que probablemente sea lo mejor de la película, uno de los mejores y más perfectos guiones del Hollywood moderno, escrito por el propio director en comunión con el guionista Bob Gale.
Llena de música y momentos memorables, este absoluto clásico moderno lo tiene todo para transformarse en la película de cabecera de cualquier amante del mejor y más puro entretenimiento.
Cara B: Los Cronocrímenes
Nacho Vigalondo es uno de esos cineastas tan notorios por su cine como por todo lo que significa su personaje y Los Cronocrímenes es, sin duda, un producto totalmente acorde con lo que se puede esperar de él.
Héctor está en su casa en medio del bosque cuando, a través de sus prismáticos, descubre a una chica desnudándose no muy lejos de allí. La curiosidad lo lleva a acercarse a la zona, y por ello, se encuentra con una persona que lo agrede con unas tijeras. Héctor huye y llega a una especie de laboratorio en medio del bosque, donde tendrá la posibilidad de iniciar un extraño viaje.
Los Cronocrímenes es una cinta con pocos medios, pero que gracias a un gran dominio de la paradoja y un buen puñado de giros narrativos rompedores de cabezas, se transforman en una pequeña joya de la ciencia-ficción española, sobre todo si tenemos en cuenta que, al contrario de lo que pasa con géneros como el fantástico o el terror, la ciencia-ficción no tiene una historia demasiado prolífica en España.
Ingeniosa, original y entretenida, tal y como lo es Vigalondo en sus intervenciones, Los Cronocrímenes es un ejercicio inteligente y novedoso sobre un campo ya manido. Imprescindible para los amantes de los viajes en el tiempo.
Ciencia ficción de Simulaciones
Cara A: The Matrix
Aunque sea imposible que una sola película reúna todo lo necesario para despedirse totalmente de una época tan convulsa e infinita como el siglo XX, da la sensación de que existe una obra que sí reunió todo lo necesario para dar la bienvenida a este siglo XXI en el que vivimos, haciendo además de oráculo y avisándonos de lo que estaba por venir. “Wake Up”, rezaba Zack de la Rocha en la famosa canción de Rage Against The Machine.
The Matrix es la historia de Thomas Anderson, un programador informático de día, hacker llamado Neo de noche, que recibe la visita de Trinity y Morfeo, quienes le descubren la realidad del mundo en el que viven y lo invitan a participar en su causa.
A medio camino entre Platón y Descartes al igual que entre la filosofía, la ciencia-ficción y la acción, género del cual sentó las bases para varias décadas, The Matrix es un auténtico pastiche de influencias y referencias, que van desde los ya nombrados pensadores, a otros más contemporáneos como Jean Baudrillard y su Cultura y Simulacro, hasta alcanzar el mundo del cómic, el videojuego y el anime, reseñando muy en concreto la influencia de Ghost In The Shell, de Mamoru Oshii. Pero es que además, la cinta fue y es una auténtica revolución formal y estética.
En definitiva, una obra enorme, maravillosa, fundamental, que se presta a ser revisitada todas las veces que haga falta y constituye uno de los mayores logros del género.
Cara B: eXistenZ
En una sociedad futura en la que los usuarios de videojuegos pueden adentrarse virtual y biológicamente en ellos, una diseñadora llamada Alegra Geller presenta uno que promete fundir los límites entre lo real y lo virtual.
Aunque enfocando la simulación desde una perspectiva distinta a la de The Matrix, la gran diferencia con la que cuenta eXistenZ al compararla con otras cintas de categorías similares tiene nombre y apellidos. Es su director, David Cronenberg.
Cualquier otro autor habría tirado de algo diferente para establecer la relación entre los jugadores y los videojuegos, pero, como saben quienes le conocen, Cronenberg es diferente. En esta película, las videoconsolas que conocemos ya no existen, y todas las aproximaciones que podamos tener en mente a una consola del futuro quedan totalmente eclipsadas al ver que los personajes se conectan a los mundos virtuales de sus videojuegos a través de una especie de cordón umbilical. Y sí, no es una metáfora, es un cordón umbilical.
Un film único, en el que resulta, como a los protagonistas, difícil separar la realidad de la ficción, y un ejercicio tan original y por momentos desagradable que solo podría tener un padre. No apto para amantes de los convencionalismos, pero idóneo para amantes de los universos únicos y diferentes.
Ciencia Ficción Soviética
Cara A: Stalker
Andrei Tarkovski fue el gran cineasta soviético de la segunda mitad del siglo XX, y aunque su adaptación de Solaris, obra del polaco Stanislaw Lew, podría ocupar este lugar en la lista, he elegido Stalker no sólo por decisión propia. El mismo Tarkovski renegó en parte de Solaris, cosa que jamás pasó con esta adaptación del relato Pícnic Extraterrestre, de los hermanos Arkadi y Boris Strugatski.
El Stalker es un hombre encargado de acompañar a gente a La Zona, un lugar de naturaleza medianamente mística y desconocida.
Con una premisa tan parca en palabras como esta, la película no podría ser de otro modo. Sí, Stalker, como el resto de la obra de Tarkovski, es una película a la que podríamos llamar lenta, y aunque para muchos este adjetivo es una descalificativo, yo prefiero entenderlo como un intento por definir un estilo sin el cual el verdadero milagro de la película jamás llegaría a producirse en la mente de los espectadores.
Es necesario un poco de paciencia para adentrarse en Stalker, pero, como ocurre con La Zona, las recompensas, sugerencias y reflexiones que provoca el tener la valía y la paciencia de disfrutarla con atención son absolutamente incomparables.
Cara B: Cartas de Un Hombre Muerto
Tras una guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado, y sus habitantes, relegados a la vida subterránea. En un búnker bajo el invierno nuclear vive un Premio Nobel de física, que junto a otros científicos, reflexiona sobre lo ocurrido con el mundo que conocían.
Konstantin Lopushansky, el director de Cartas de un Hombre Muerto, fue y es uno de los mejores seguidores del cine y la forma de entender el arte de Andrei Tarkovski, pero, a pesar de ello, esta maravillosa película sobre el largo momento que sucede al fin y precede al principio, resulta más fácil de encarar que la obra del maestro soviético.
Rodado en un distópico color sepia, este cuento sobre la naturaleza de nuestra sociedad es sorprendentemente certero para estar hablando desde un momento en el que, supuestamente, todos hemos muerto. Una película pequeña que, poco a poco se transforma en una fábula de gigantescas consecuencias.
Ciencia ficción Superheroica
Cara A: Guardianes de la Galaxia
Se puede considerar que el cine de superhéroes es, en muchos casos, un hijo del fantástico y la ciencia-ficción, sin embargo, al igual que sus originales de papel, es evidente que algunas películas juegan más que otras con los preceptos del género. Dos de ellas son, dentro del enorme Marvel Cinematic Universe, las únicas que han demostado una curiosa pero real capacidad para transformarse en una especie de ‘películas de culto mainstream’. Esas dos son, la irreverente Thor: Ragnarok, de Taika Waititi, y sin duda, Guardianes de la Galaxia, de James Gunn, la responsable de que Disney y Marvel se hayan soltado mínimamente la melena y hayan sido capaces de sacar su cine del redil para acabar mezclando acción y comedia de un modo tan exitoso, como así demostraron las dos últimas entregas de Los Vengadores.
Peter Quill es un aventurero espacial humano que, tras hacerse con una esfera de incalculable valor, debe asociarse con un grupo de curiosos aventureros espaciales para escapar y vencer a los perseguidores que desean conseguir el codiciado tesoro.
Además de un punto de inflexión en la filmografía Marvel, Guardianes es una de las películas más cool y entretenidas de la última década. Un grupo de superaventureros maravilloso, una más que correcta mezcla de tonos y una selección musical que inspira y expira nostalgia hacen de esta una obra idónea para recuperar el ritmo en los días más grises. Divertidísima.
Cara B: Chronicle
Andrew es un adolescente que graba, con su videocámara, su vida, una existencia que está repleta de problemas. Su madre tiene un cáncer terminal, su padre alcohólico lo maltrata y por encima, apenas tiene amigos. Una noche, tras una fiesta que no sale bien para él, Andrew, su primo Matt, y Steve, un chico popular, entran en contacto con un extraño meteorito que les transmite superpoderes.
El found footage o metraje encontrado, ese tipo de ficción audiovisual en el que conocemos los hechos a través de una cámara de vídeo como si de un documental casero sobre lo ocurrido se tratase, casi siempre ha vivido ligado al cine de terror, y cintas como El Proyecto de la Bruja de Blair, REC o la más sci-fi Cloverfield así lo avalan. Sin embargo, Chronicle, dirigida por Josh Trank y escrita por Max Landis, vive bastante apartada de ello. Como también se halla apartada del cine de superhéroes más convencional.
Se trata de una cinta realmente capaz de vivir en la mente de un adolescente que ha adquirido superpoderes, y aunque los medios son limitados, el increscendo de la película la ha llevado a ser comparada con Akira. Una obra diferente, con un equilibrio medido entre cierto encauce realista y el más delirante juego de luces. El found footage por antonomasia dentro del teenage angst y el cine de superhéroes. Inquietante, entretenida e inesperada a partes iguales.
Ciencia ficción de Bichos Invasores
Cara A: La Cosa
Un perro corre por el hielo de la Antártida despavorido. Tras él, un grupo de hombres en un helicóptero tratan de asesinarlo disparándole. ¿Qué está ocurriendo? ¿Es un malentendido? ¿Es una amenaza? ¿Es una cara de la mismísima locura? Eso mismo se preguntan los personajes de La Cosa, la obra maestra de la ciencia-ficción y el terror del maestro John Carpenter.
Deudora de la relación entre el propio Carpenter y Dan O’Bannon, guionista de Alien, pero sobre todo de la película de Howard Hawks, La Cosa de Otro Mundo, de la que es remake, y del relato Who Goes There?, de John W. Campbell, del cual es la más célebre readaptación, se trata de una cinta absolutamente legendaria. Una irremplazable e irrepetible masterpiece en la que se exploran las etapas más profundas de un terror que, junto a la sospecha, vive entre nosotros, los seres humanos, en la película. Nadie está a salvo y ningún lugar ni compañía es segura en esta historia que acaba con un desenlace tan magistral argumental y conceptualmente como el resto de la obra.
Una joya. Un milagro del terror sci-fi que sentaría muchas bases para el género en los años 80 y se transformaría en la más aclamada obra de su director. Un ejercicio para la historia, considerado por muchos como, dentro de su(s) género(S), una de las mejores películas de la historia del cine.
Cara B: La Invasión de los Ultracuerpos
Cuatro años antes del estreno de la obra magna de Carpenter, Philip Kauffman dirigía una película que en muchos sentidos precedería a La Cosa. Un remake de un clásico de la ciencia-ficción cincuentera y una readaptación de una novela en la que algo viene de fuera para sembrar el temor entre y hacia la humanidad. Pero La Invasión de los Ultracuerpos tiene una gran diferencia con la película de Carpenter: su ambientación y la situación y naturaleza de sus personajes.
Benell, un inspector del ministerio de sanidad interpretado por el más setentero Donald Sutherland, empieza a escuchar, y pronto observar, comportamientos muy extraños entre la gente que lo rodea. Rapidamente descubre que esos comportamientos acaban por tener a sus huéspedes controlados por una peligrosa locura de origen desconocido.
Conceptualmente parecida, pero apta para los estómagos sensibles que no soportaron ni soportarían La Cosa, y más cercana a la ciencia-ficción conspiranoica, esta cinta de Kauffman cuenta entre sus alicientes con un reparto curioso e interesante, mención especial para Leonard Nimoy, y con la posibilidad de asistir al desarrollo de una brutal amenaza para la humanidad en un mundo abierto a gran escala. Un clásico setentero.
Ciencia ficción Distópica
Cara A: Hijos de los Hombres
El mundo se ha quedado huérfano en este futuro, y desde un punto determinado del pasado, la humanidad ha perdido la capacidad de reproducirse. La vida humana en la tierra lleva 20 años sin renovarse y el mundo se encuentra al borde, o más bien, de lleno en el colapso. En este universo, Theo es un hombre con una misión: debe escoltar a Kee, una inmigrante refugiada en Reino Unido.
Hijos de los Hombres es una película que cuenta sus elementos por virtudes, destacando sobre ellas una realización llena de auténticas virguerías, al alcance de muy pocos directores, entre los cuales Alfonso Cuarón, sin duda, se halla. Además, una trama sólida con claras implicaciones sociales, una forma original y novedosa de plantear un mundo distópico, una ambientación limpia y sucia en función de los necesario y un reparto sobresaliente en el que destacan nombres como Clive Owen o Julianne Moore.
Una gran obra, capaz de sorprender y hacer alucinar por varios de sus diferentes costados y una elección perfecta para muchos tipos de espectadores. Quizá no en exceso influyente, pero sí absolutamente magistral.
Cara B: Acción Mutante
Álex De La Iglesia es un cineasta único, y Acción Mutante, su opera prima, una de las cartas de presentación más originales y diferenciales de la historia del cine.
En un mundo futuro, un curioso grupo terrorista llamado Acción Mutante está formado por personas con deformidades y problemas de salud que les impiden integrarse en una sociedad compuesta de personas guapas y pudientes. Esta banda planea su próximo atentado: el secuestro de la guapa hija de un guapo magnate.
Los motivos por los que Acción Mutante puede llegar a ser mentada como una obra maestra son tan rocambolescos como la propia película. Desde el mejor Antonio Resines de la historia, hasta la versión más hilarante del terrorismo en el estado Español o incluso hacer pasar a Enrique San Francisco por guapo. Todo aderezado por los siempre irreverentes Def Con Dos.
Una comedia, un thriller, una película de acción y en general una genial y destartalada oda al exceso llena de momentos híper divertidos, personajes descacharrantes y un reparto maravillosamente enfermizo.
No apta para los necesitados de normalidad y un suelo firme sobre el que permanecer en calma.
Ciencia ficción de Viajes Espaciales y Encuentros Increíbles
Cara A: 2001: Una Odisea en el Espacio
Es curioso cómo la obra más importante para la trascendencia de un género en la historia del cine puede pertenecer a una época que destruyó la edad dorada del mismo género. Durante los años 50, la producción de cómics, revistas, cine y literatura de ciencia-ficción era ingente, pero, salvo quizá la literatura, el resto de medios no habían explotado el potencial filosófico y discursivo del género, o quizá el público no le quería reconocer denominado potencial. Pero, a finales de los años 60 llegó Stanley Kubrick, con un relato de Arthur C. Clarke llamado El Centinela bajo el brazo, y lo adaptó, muy libremente, en una película llamada 2001: Una Odisea en el Espacio. Nada volvería a ser igual.
En un lugar desconocido de la tierra, en un momento incierto pero antiguo, un grupo de primates asisten a la aparición de un monolito negro que de algún modo los empuja a evolucionar. De ahí, una estación espacial, una misión a Júpiter, una Inteligencia Artificial llamada HAL 9000 y mucho más.
2001 fue una revolución como ninguna otra ha visto la ciencia ficción en el cine. Sus efectos especiales, absolutamente inauditos, su capacidad para sugerir sin explicar y las poderosísimas imágenes y símbolos entre los que se mueve hacen de ella una de las obras más comentadas, revisadas, citadas e influyentes de la historia. Y no es para menos, la película es tan grande que de sus tramos podrían salir sagas enteras.
Una obra maestra incontestable de la cual se pueden deducir miles de cosas pero sobre todo una: Fue realizada con la intención de ser uno de los objetos más importante de la historia de la humanidad.
Cara B: Contact
La segunda incursión de Robert Zemeckis en esta lista tiene unas motivaciones que merece la pena explicar. Contact no es una película pequeña, de hecho, su director ha reiterado que es la cinta en la que contó con mayor libertad económica, sin embargo, se trata de una cinta que ha tendido un poco al olvido en relación a otras cintas del género.
En ella, Ellie Arroway, una niña radioaficionada, pierde estrepitosamente a su padre. Años después, la niña se ha convertido en una importante y tenaz investigadora, interpretada por Jodie Foster, que busca señales de vida extraterrestre en las ondas suspendidas en el espacio. Un buen día, de una lejana estrella llega una curiosa señal.
Basada en la novela Contacto, de Carl Sagan, Contact es una película de ciencia-ficción, pero tiene una más que evidente fibra sensible. Ellie genera en el espectador el tipo de relación que este suele establecer con los personajes dañados que luchan por aquello en lo que creen y además, la marca de la casa Zemeckis envuelve la cinta, desde el principio hasta un final tan sentimental como criticado que, sin embargo, refuerza el talante emotivo de la película.
Una obra mágica, indicada para aquellos que disfrutan del drama y la evolución personal, capaz de tocar la fibra sensible y abrir el apetito por lo desconocido a partes iguales.
Ciencia ficción de Conversaciones Trascendentales
Cara A: Ex Machina
Un joven programador llamado Caleb es seleccionado para una especie de test por Nathan, otro programador, multimillonario este, que posee la empresa más puntera en el mundo de la informática. El test consiste en conversar con Ava, una mujer robótica, para poner a prueba la calidad de su inteligencia artificial.
Como anuncia esta categoría, Ex Machina se desarrolla, principalmente, a través de la conversación, y lo hace rebuscando y navegando en lo más profundo de las psiques no humanas. Bien apoyada en todos los conceptos que sus personajes tratan y en los giros y entresijos de su maravilloso guion firmado por su también director Alex Garland, la cinta siente muy bien el trabajo de su reparto, formado principalmente por Domhall Gleeson, Alicia Vikander y el genial Oscar Isaac.
Quizá aún no haya pasado el tiempo suficiente para que Ex Machina reciba todos los réditos que merece, pero a buen seguro, el tiempo dará la razón a todos los defensores de esta película. Íntima pero universal, humilde pero grandiosa. Un regalo reciente para amantes de las fábulas sobre la inteligencia artificial.
Cara B: The Man From Earth
Un hombre se reúne con sus amigos de toda la vida para despedirse de ellos, y además, confesarles una arrolladora verdad.
No se puede, ni se debe, decir mucho más sobre la premisa de The Man From Earth, una cinta cuya memoria viva en la mente del espectador es tan sumamente poderosa que resulta casi imposible recordarla como una simple película de conversaciones. Sin embargo, lo es, y sus diálogos, y sobre todo las ideas y conceptos con las que juega, son de tal calibre que generan imágenes tan nítidas y nutridas de inventiva en la cabeza de los que la han visto como si de una novela se tratase.
Pocos personajes, una sola localización, y, sobre todo, una de las más extremas relaciones entre humildad y pretensión que nadie haya visto jamás en pantalla. No defrauda. Al contrario, maravilla y noquea de modo absoluto. Una obra maestra.
Ciencia ficción de Peligros Espaciales
Cara A: Alien
Terror o ciencia-ficción, una discusión sin salida que sólo tiene como objeto el análisis de una de las mejores películas de la historia del cine. Alien, el Octavo Pasajero, fue todo un hit en su época, y desde su estreno, demostró una gran capacidad para remover estómagos y terrores, aunque en su fondo, siempre existió también una intención por remover conciencias.
La Nostromo es una nave carguera perteneciente a una enorme corporación a la que sus empleados denominan “La Compañía”. En el regreso de una misión de recolección de minerales, la nave se para cerca de un extraño asteroide del cual sale una señal desconocida. Los siete tripulantes de la nave son despertados e instigados a investigar el origen de susodicha señal.
Anunciada y vendida como “Tiburón en el espacio”, Alien es mucho más que una película de persecuciones. Un cuento gótico en el que la nave es el castillo, con una lectura sobre la relación entre la clase trabajadora y sus empleadores, y cierto juego con los conceptos de inteligencia artificial heredados de la misma 2001. Todo más que magistralmente dirigido por un genio de la imagen como Ridley Scott, más que terroríficamente diseñado por H.R. Giger, y más que vitalmente encabezado por una Sigourney Weaver que dio origen a Ripley, una de las mejores heroínas de la historia del cine.
Absolutamente imprescindible, absolutamente magistral y absolutamente aterradora.
Cara B: Planeta Prohibido
Un crucero espacial es enviado a un lejano sistema solar para buscar pistas sobre la desaparición de una expedición en el planeta Altair IV unos 20 años atrás. Allí se encuentran con que el Doctor Edward Morbius, un superviviente, ha establecido su morada en el planeta. Este explica los motivos de la desaparición de todos los demás integrantes de la expedición: una fuerza desconocida los vaporizó.
En plena edad dorada de la ciencia-ficción, los guionistas Allen Adler y Cyril Hume se propusieron lo que parecía una difícil misión: Adaptar a Shakespeare a la era espacial. Y así lo hicieron, Planeta Prohibido es, además de uno de los mejores ejercicios de ciencia-ficción de su época, si no el mejor, una adaptación de la obra de teatro La Tempestad, del afamado dramaturgo inglés.
Una película misteriosa, inquietante, divertida, y capaz de ofrecer algo interesante a cada revisión, en la que destaca además la aparición de un joven Leslie Nielsen.
Precursora de tantas como vinieron después, Planeta Prohibido siempre estará ahí para recordarnos que en el fondo de los terrores que pueblan los extremos más lejanos del universo, siempre estamos nosotros.
Ciencia ficción Neo-Noir
Cara A: Blade Runner
Hay muchas otras categorías dentro de las cuales podría entrar esta obra maestra, pero, además de seminal para el cine distópico y cyberpunk, y enorme ejemplo del tratamiento de las inteligencias artificiales o de la ciencia-ficción más filosófica, Blade Runner también es un noir, o al menos, un neo-noir de ciencia ficción.
Rick Deckard es un antiguo blade runner, es decir, una persona que se dedicaba a cazar replicantes. Estos seres, robóticos, son versiones mejoradas del ser humano condenados a un exilio que algunos no cumplieron. A razón de la aparición de un grupo de replicantes rebeldes, Deckard debe volver a ocupar su puesto y deshacerse de ellos.
Aunque tibiamente recibida en su día, la perspectiva que ofrece el tiempo ha convertido a Blade Runner en una obra imprescindible, tanto en el género como en la historia del cine en general, y es que los elementos que la conforman no son para menos. La materia prima, Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, es obra de Philip K. Dick, el que quizá el futuro vaya a nombrar como autor de ciencia-ficción más importante del siglo XX, el chef, Ridley Scott, que venía de hacer Alien, y las especias y condimentos, desde la increíble música ambient de Vangelis hasta la presencia protagónica de Harrison Ford.
Visualmente inalcanzable, argumentalmente confusa y conceptualmente inabarcable, Blade Runner es una cumbre absoluta del séptimo arte, y una decisión inmejorable para el espectador que desee inmiscuirse en uno de los mundos que el cine mejor ha sabido crear en sus más de 100 años de historia.
Cara B: Dark City
John Murdoch se despierta sólo, en la bañera de un destartalado baño de un extraño hotel. No recuerda nada, ni quién es ni qué hace allí, pero pronto descubre que es sospechoso de un asesinato. Tras las pistas de su pasado se encuentra con una curiosa realidad: la nocturna ciudad en la que vive está poblada por unos seres llamados “los ocultos”, quienes lo controlan todo a su antojo y detectan a Murdoch como un peligro inminente.
La ambientación de Dark City es, además de la más desvergonzadamente neo-noir de cuantas hayan existido en la ciencia-ficción, un elemento que se integra en la trama de un modo latente. Se trata de una de las películas más estrictamente nocturnas que recuerde, y sus personajes así lo refuerzan. Desde Murdoch, un olvidado pero magnífico Rufus Sewell, pasando por el extraño Dr. Daniel P. Schreber interpretado por Kiefer Sutherland, hasta Emma Murdoch, la esposa del amnésico protagonista, que trabaja como cantante de jazz en un humeante y oscuro pub. Si Jennifer Connelly cantando jazz sobre un escenario lleno de humo no es una delicia noir, ¿qué lo es?
Con ecos más del cómic noir que de su homólogo cinematográfico, Dark City fue una película algo adelantada a su tiempo. Una delicia absoluta que cuenta con uno de los más sorpresivos giros de guión del género. Maravillosa e híper recomendada.
Llegados al final, resulta evidente que muchas de las grandísimas obras de la historia de la ciencia-ficción se quedaron en el tintero. Ya habrá, espero, tiempo para hablar de Star Wars, de Akira, de El Planeta de los Simios o de Interstellar. Mientras ese momento llega, descubran, redescubran, vean y/o revean las 20 magníficas películas de las que aquí se ha hablado.
Javier Sobrado